básicamente,
son iguales que los días buenos.
Sólo que cuando la miro
Ella
tiene las piernas
a las diez y diez.
.
28 de julio de 2014
15 de julio de 2014
SÁBADO
Vengo
del taller, he dado dos vueltas y me han dado las tantas. He acabado
en la playa, no he cenado, no tengo un duro y me miro las manos, que
las tengo vacías, abiertas mirando al cielo, con los dedos como
sosteniendo invisibles volúmenes carnosos. Uso todo el día resina
de poliuretano de color marrón. Se me ha quedado marcada, pegajosa y
tenaz, con alarmante evidencia, de los dedos a los codos.
El aire
de la noche es como el caldo que sale de una fruta al sol. Los chicos
y las chicas comparten sus tatuajes y yo no tengo agenda para
esperanzas ni para desprecios.
A la luz
de la luna, mirándome los brazos, he tropezado con el perfume de un
suspiro resignado, mientras me digo que ya está bien:
-Yo me
voy pa la casa. Con estas manos de mierda, no me va a querer ninguna.
.
LOS DÍAS BUENOS
me pongo
delante de Ella
y con
sólo mirarla
las
piernas se le van poniendo
a las
cinco menos veinte.
.
SALA DE ESPERA
Estoy
sentado al lado de un Técnico especializado en reproducción de
modelos en 3D. Yo no tengo cobertura, aunque él sí que tiene red en
su tablet.
Tiene unas chanclas de piel guapísimas, se las ha quitado y sus pies
descalzos se airean, posados sobre ellas, a salvo de la alfombra. Yo
no me puedo quitar los tenis sin entrar en abierto conflicto con una
pituitaria que no sea la mía: me los pongo con calcetines para que
no me entren pulgas del taller, pues los tengo destrozados.
No sé
de qué hablar con el ingeniero. En la mochila tengo yogures
naturales azucarados del día, que van a caducar mañana.
.
LO QUE PIENSAS, LO QUE DICES
Voy por
la calle y me encuentro de repente con Herbert Hartpfeimer, alto
comisionado europeo por la igualdad animal EN la Cámara de
Strasburgo, que está de traje, parado enmedio de la zona peatonal,
sin escolta ni compañía, dándole al móvil, me acerco y le
pregunto, perdone señor, ¿es usted Herbert Hartpfeimer, alto
comisionado europeo por la igualdad animal EN la Cámara de
Strasburgo?, y me dice:
-Sí.
En la
primera parte del segundo siguiente a su afirmación, le he notado,
mientras le abordaba, un tanto a la defensiva, la mirada tensa, la
sonrisa precavida y un rastro de repentina humedad que se delata en
el cuello de la camisa, así que durante el resto de ese segundo, se
debatía entre el recelo cargado de sorpresa por saber quién soy, y
de qué le conozco, y el básico bloqueo de rodillas previo a la
adopción de una posición defensiva sobre terreno elevado, o al
eléctrico arranque de una acción evasiva, quién sabe, poniendo sus
curiosidades y sospechas, de momento y naturalmente, allá, quiero
decir, más allá, a una distancia prudente.
En el
segundo siguiente, ya le estaba yo contestando. No le di tiempo de
nada. Y claro, yo sé que en un texto de menos de un folio te tienes
que dejar de historias, yo sé que, básicamente, entre dos seres
ebrios de la ilusión de individualidad, el camino más corto y
elemental es decir la verdad, pero, ¿y si, como he oído decir a
algunos hombres buenos, o él o yo, o incluso ni él ni yo, estamos
preparados para saber la verdad?
Yo
debería haberle dicho que, conocerle, sólo le conozco la cara, que
sólo podría haberle llamado la atención sobre ello, que antes la
había visto por la tele y que ahora la había reconocido en la
calle, fíjate, pero la primera parte del segundo en que le empecé a
contestar, la dediqué a pensar en que lo lógico y deseable hubiera
sido improvisar un comentario tranquilizador, incluso inventar algo
de admiración por su trabajo, que hasta el menos avisado sabe que el
halago es el burdo primo lejano de la simpatía, yo sabía que lo
naturalmente aceptado hubiera sido presentarme, estrecharle la mano,
ya puestos.
Pero
pensar una cosa es más rápido que decirla porque no tienes que
vocalizar. Decirla es más sentido por el trabajo que cuesta. Que lo
escuches tú y que lo escuche la gente es más comprometido que
cuando lo escuchas solo en tu cabeza.
De tanto
pensar, o mejor, de tanto haber pensado, para cuando llegó la hora
de contestarle, en la segunda parte de ese segundo de respuesta, me
hice la picha un lío, se me bloqueó el diafragma, se me espastizó
el occipucio y sólo alcancé a decir:
-Entré
buscando unos countrys en la WIKI y acabé en una foto de USTED.
.