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Ella
es un perro que se persigue la cola.
En eso pone un empeño voraz.
La amo en su ensimismamiento
y en los descansos, en los que me mira
en silencio, a contraluz.
La amo con mi pequeño amor ingenuo y puro,
que no le sirve para nada.
La amo con el amor
que construye fortalezas en el filo de una hoja de hierba
bajo una lluvia tenaz,
mientras se anegan los campos.
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¿Es qué puede algún amor no servir para nada?...no lo creo...
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