Aunque
nunca espero entender
su
obstinada pujanza en emborronarme
la
sonrisa echándome
cada día
a la calle
por
conseguir pagar el alquiler,
tengo
que expresarles
con
satisfacción inquina
que no
va a ser éste el primer mes que,
con el
corazón enamorado,
voy
andando, cantando a mantener
los
andamios de mi alegría.
Mientras
ustedes buscan con encono
grietas
en mi voluntad pistas de un cercano
desfallecer
rajones
agujeros
en mi
condición en mis zapatos,
mientras,
les digo, con toda
la
generosidad que me cabe,
con
mirada limpia alimento
la Fe el
Amor que abarrotan
las
bodegas de mi bajel.
Yo voy
pleno de belleza
insultantemente
pertrechado
para
afrontar tormentas imprecaciones
calmas
desesperantes en
mi
neblinosa singladura. Pueden seguir
riendo
por mis dientes torcidos
por mis
ropas arrugadas, mas
a poco
que abran de verdad
los ojos
verán
que no
más que en el bolsillo
y en el
tupé soy precario.
Ya
pueden bloquearme los puertos
ya
pueden cerrarse de piernas
las más
dulces ensenadas.
Yo no
quiero ver tierra, pues sé que Ella mira.
Me he
subido al palo mayor
y pongo
en venta mis mensajes celestiales.
Con una
parte de entusiasmo, y con otra
de
desesperación, estoy bordando
mi
bandera. Abro el pecho a los vientos
para que
observen mi mirada limpia.
Sobre
todo ustedes
saben
que las cosas son como son, pero
estimadas
fuerzas de lo oscuro, acomódense
en su
vida lógica y dejen pasar los tiempos
y dejen
pasar las cosas,
verán
cómo mi alma aguanta
verán
que mi rodilla,
si no es
por Amor,
no
se
doblega.
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