que no sé manejar.
...Entonces, imagino, compruebo, que también tienes, como yo, tu poco de ahogo y debatir en las entrañas, tu poco de andar el día nerviosa y no preguntar nunca nada.
Y te pienso tan lista para entender mi naturaleza, y eres tan pedernal de mi carne, tan frescor de viento olor suspiro hembra, que por dentro me recorres, y me ensanchas, y por qué no te quedas.
Y de un lado a otro, en todos los sitios me sobro.
Te llevo conmigo sin remedio, y no sé hacer lo que viene,
y no me hallo,
entreteniendo malamente negruras
que imagino solo.
Estoy cuidando sin prisa tu paz, asiento los pies,
subrayo mi apuesta, aunque
me marchito lento, tan calladamente.
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