Era una noche muy oscura. En el suelo de la casa, la luz proyectada de las ventanas de los vecinos, dejaba claros de penumbra, recuadros grises y grandes que cuando yo los pisaba, apenas se oscurecían un poco.
Puede que en mi cabeza de entonces no estuvieran muy claras las ideas de "espera" o "luego". Seguramente no alcancé o no se me ocurrió darle al interruptor de alguna luz.
Fuera, en el mundo, estarían ocurriendo cosas terribles, miles de hombres desesperados pegando a miles de mujeres desesperadas, gente revolviendo en la basura para comer, viejos deseando la muerte de sus vecinos. Catástrofes, debacles, hundimientos y destrozos. Y guerras que hoy ya han sido olvidadas. Seguramente. Pero yo no sabía de esas cosas. Yo sólo me había despertado en mitad de la noche, y me vi solo andando por la casa en la oscuridad. No recuerdo a mi hermano, sólo me veo descalzo, llamando a mi madre por la ventana de la cocina.
No recuerdo cuando vinieron a consolarme, pero nunca se me ha borrado esa imagen nítida, en la que lloro con la cabeza alzada.
Apretaba con todas mis fuerzas la manga del pijama. Había venido conmigo a rastras, acompañándome en mi paseo desconsolado por la casa oscura.
Jag.
20_5_17
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario