Seco. Sin horizonte. Me demoro y entretengo, y ese tiempo malgastado es la única guarnición de una tiesa desesperanza. El coraje que me queda lo agoto en leer: ir encontrando muestras admirables de lo que no voy a saber hacer en la vida.
Me acuesto. Duermo el corazón, y esa claridad es un duelo en los ojos.
Jag.
15_10_2020
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