No fue una tormenta, revés del azar, ni un buldózer siquiera. No fue una deuda ni una violenta política estructural. Pero se rompió.
Se rompió y no importa que para que algo se rehaga conspiren las cosas y ayuden los atisbos. Se rompió y nada hizo caso a las buenas horas que se presentaron voluntarias a dar su mano, a las estaciones que cambiaron a su favor el paso, ni a las personas que en su vida estaban ni a las que por milagro aparecieron.
Se rompió, y desde el primer momento supo que aunque el universo se ponga de tu parte, después de romperte, las piezas nunca encajan.
Jag.
30_12_22
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