8 de septiembre de 2020

AMAR


es estudiar Física y Química
para un examen de Historia.
Jag.
8_9_2020


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ES ASÍ MISMO COMO TE LO EXPLICO


Querida cosa inexplicable, no tengo hijos, y estoy lleno de un delicado material lastimosamente inflamable. No recuerdo las principales motivaciones de la última vez que sentí de utilidad el buscar el lugar idóneo, el momento pertinente en el que elevar mis plegarias. No me siento capaz de negar que no haya pasado más de dos veces por el mismo lugar, perdiendo a cada vuelta un poco de fe, alimentando la desgana. No tengo hijos, ya te digo, y mis planes son de risa sin humor, y mis lamentos son más de falta de atención a la respiración que de la construcción consecuente de una lágrima. Ya sabes que no me alargo en las despedidas, que no espero mucho de lo que no sepa, y mucho menos de lo que lleve acumulado. Quizá ya es hora de reconocer que es verdad que no estoy demasiado accesible. Quizá por eso nadie me imagina muriendo por alguien, igual que también será dificil imaginarme viviendo por alguien. Aún así, tan patéticamente, no dejo de ser alguien que quiere aportar un punto propio, aunque desmadejado, al mecánico fabril inexplicable que nos promete, nos realiza y nos contiene. Tan patéticamente, como te digo, compañera, querida cosa inexplicable, sin lanzarme burdamente a esbozar pobres certezas, trozos absurdos de sumisa explicación, ¿cómo podría dejarte claro en el corazón que estoy ocupado constantemente en la salinidad, humedad y temperatura, en el brío, en la capacidad de entrega y conjetura, en la posibilidad y en la amplitud, en que siga en las ganas puras de seguir viva, me refiero a las ganas de seguir conscientemente como es, y al mismo tiempo mantener intactas las habilidades de exigir y elucubrar y realizar alientos constantes y tentativas de mejora, quiero decir, cómo decirte, querida cosa inexplicable, que con este texto estoy en mi intento de hacerte mi parte de vida, y que con este texto estoy haciendo mi intento de dejar, cuando menos, a mi propio texto, que es el único hijo que estoy teniendo, el mejor mundo posible, para cuando yo no esté y ya no pueda imaginar ese mundo y hacerlo y defenderlo como un perro sucio perdigonado y famélico que aferra con los dientes rabiosos por la vida una bolsa de restos de MacDonalds al pie de una papelera en el aparcamiento de los crepúsculos y desmayos del polígono, donde una pujante hierba pajiza y dura, campea y sobrevive entre las grietas del asfalto?
Jag.
8_9_2020


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QUIETOPARAO


Cuando estás en mitad de una ciudad extraña y quieres necesitas pero no puedes ir al baño, no hay voz de las entrañas ni susurro de las alturas que te convenza de que ese sufrir no es para siempre. Que pasará.
Cuando estás en mitad del aroma embriagado de divino amor que el alma efervesce, o del canino lanzarse al grosero encaje baratillo que a la baba enfiebra y al tendón lo tensa y al hueco lo moja y distiende, no hay seña de advertencia de que ese meloso morder jadeante no es para siempre. Que pasará.
POR ESO Y NADA MÁS estoy congelando este salto carpado a la piscina de las palabras.
El poema, al menos, como mucho, dirá que lástima y menos mal que nada es para siempre.
Que aquí pasará, por lo menos el poema y mucho más.
Jag.
5_9_2020


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FARFALLE


Quizá no tengo nada bueno ni nuevo o interesante que decir. Creo que en realidad no estoy muy preocupado por eso: lo bueno es cosa de engreídos y soberbios, lo nuevo es cosa de ignorantes o catetos vomitados por un tren de largo recorrido. Lo bueno o lo nuevo, se lo dejamos a Dios, que si le haces caso al Génesis, todo lo tuvo que hacer a la bulla, porque, a ver, al principio no habia nada, yo creo que no habría ni texto de presentación, y lo primero que se pone a hacer es la luz, después de eso de hágase la luz, y la luz se hizo, si la luz no choca con algo, la luz en sí no se ve: mira el espacio, todo oscuro, con todos los soles encendidos. La luz no es nada hasta que no le da a algo. Así que todo lo original se hizo deprisa y corriendo, para que todo el gasto de luz fuera para algo. Y todo era nuevo, no? El mérito de que sea nuevo, es que antes no había de eso, no? Como esta salamanquesa espachurrada y cubierta de hormigas sobre esta baldosa de adobe. Ayer no estaba. Esto es nuevo, no? Vaya mérito.
Cuando la gente dice "nuevo", "original", en realidad le quiere dar mérito a lo que remite o inaugura un origen. Bueno, a mí me parece que eso es una gilipollez caduca. Puedes inaugurar una serie de asesinatos en serie, y eso no será bueno, ni en el sentido de la bondad, ni en el sentido de ser chévere, chingón, la leche. Y tampoco es nuevo, por desgracia, eso de empezar a matar y cogerle el gusto. Lo de sentir o decir meritorio lo nuevo, es un poco jugar sin querer con la candidez propia y la de la gente. Farfalle, spagetti, maccheroni, fettuccine, todo italiano, pero la pasta la trajo Marco Polo de la China. Todo es como cuando dicen en un cercanías "esto es surrealista", o un periodista dice "espectáculo dantesco", que incorporan a su normalidad cosas de las que no tienen ni puta idea.
Creo que el tema no es ser más listo que otro, ni decirlo antes que alguien a según quién.
A mí lo único que me parece interesante es que escribo algo como esto, sin pretensión de alumbrar nada, pero llega al lugar y al momento en que lo lees, no sé si la playa, o un tren, o en un respiro por la noche, o después de una discusión en la merienda, y me imagino que hay unos muebles, y unos colores, y tú estás en un estado o momento personal cualquiera, y estás a punto o antes o después de algo, y lo sabes o no lo sabes para nada, pero has movido la cucharilla, o tienes que vestirte o secarte dentro de un momento, y has leído esto, y la cosa funciona de algún modo como cuando te pones una canción cualquiera en los cascos, y miras a cualquier lugar, y de pronto todo tiene como un sentido que antes no tenía. Sí, como algo nuevo, que te lleva a cosas que antes no pensabas. Mi escrito se encuentra contigo, con tu decorado de fuera y de dentro, con el papel que le sepas dar, y el escrito ya no es una linterna encendida en el espacio.
Que tú te intereses en esa nada que tengo por decir, y te acerques desde tu vida, y que mi escrito se incorpore a tu acción y a tu escenario, ve tú a saber para qué, eso, para mí, es lo único interesante.
Jag.
1_9_2020


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NO PIENSES EN UN ELEFANTE BLANCO


Yo creo que no es tan simple como pensar que, como hasta ahora, hacerlo con alma y corazón y un tacto delicado, y buen aroma y pellejo duro, salpicadura ocurrente y fuego puro arrebatado de las entrañas, ya con eso iba a ser efectivo, satisfactorio, suficiente. Creo yo que no sé ni atreverme a decir cómo quiero que embista, que bese, que construya y seduzca, que reduzca a cenizas, que afee lo turgente, embellezca el vivo marchar de lo que se está pudriendo tan alegre. Yo no lo sé decir siquiera, no sé decir cómo quisiera que a partir de esta raya que hago en el suelo _____ , empezase a ser lo que escribo de ahora en adelante, no sé decirlo, ni imaginarlo, imagínate soñarlo, y también hacerlo, hacerlo realmente, soltarlo libre a la vida de la gente, de las flores silvestres, de los cerdos, los chotos, los jamelgos, bueyes, roedores y berzas lomos y parterres, y nabos y zarigüeyas, tábarros, coliflores fragantes, remansos y ventiscas, minerales humildes, líquenes rovellones rebeldes, incandescentes espárragos hiriendo desde abajo desde dentro la piel de la tierra y rasgando conquistando su derecho al aire a bocanadas robadas a la faja gaseosa que nos aprieta contra el suelo. Yo no sé decirlo, y no sé si soy quién ni tanto, y no sé si voy a tener lo que quiera que haya que tener para hacerlo, contener tanto la respiración para tan fuerte y tan ligero levantar tan deseado el vuelo de mí y el vuelo de la gente. Yo no lo sé decir ni pensar ni sé si seré quién, pero sí que me atrevo a dejar aquí mencionado que sí que estaría bastante bien escribir algo como lo que en otras partes he leído, y que me vino a decir: ahora ya, a partir de haber leído esto, ahora ya no puedes mirar para otro lado.
Jag.
30_8_2020


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EL SENTIDO DEL DISGUSTO


 



No quiero escribir con corrección de columnista, de novelista puntual. No quiero escribir con pulcritud y exactamente, con ingenio previsible y arrogancia dosificada. Sin gracia. Sin desequilibrio. Sin fealdad. Sin dejadez ni accidente. Sin imperfección, sin ingenuidad. No quiero escribir sin suciedad, sin rencor ni necesidad. No quiero humor preparado. No quiero tragedia efectista, ordenada. No quiero orden. Es tan sencillo. No quiero terror de la gente, no quiero fe ni confianza. No quiero comodidad ni cercanía. No quiero que se disputen mis afectos. No quiero trampas para mi emoción. No quiero un vuelo calculado. No quiero pesado amor barato. No quiero aliento ni camaradería. No quiero dejar preñadas las expectativas. No quiero ser el escape, no quiero ser la esperanza, no quiero ser la contestación ni la respuesta. No quiero que mi escrito sea mi cama mi silla mi mesa con mi nevera mi plato de comida. No quiero que mi escrito sea mi perro fiel. No quiero que sea mi sábana limpia, mi coño húmedo mi teta fragante. No quiero un brazo de apoyo para dar el mío a torcer. Amorosa sonrisa cómplice que va anotando pequeñas cuentas de suspiro para los venturosos días de la vejez doblegada a la pujante decrepitud. No quiero una puesta de sol languideciendo en el porche, mientras mis posesiones arden para siempre o desaparecen bajo las aguas. No quiero ese escrito. No lo quiero. No sé cómo es mi escrito, me duele que eso sea para mí así de evidente, pero sí sé cómo es el que no lo es. Y ese escrito que no es, yo no lo quiero.

Jag.
26_8_2020


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