8 de septiembre de 2020

EL SENTIDO DEL DISGUSTO


 



No quiero escribir con corrección de columnista, de novelista puntual. No quiero escribir con pulcritud y exactamente, con ingenio previsible y arrogancia dosificada. Sin gracia. Sin desequilibrio. Sin fealdad. Sin dejadez ni accidente. Sin imperfección, sin ingenuidad. No quiero escribir sin suciedad, sin rencor ni necesidad. No quiero humor preparado. No quiero tragedia efectista, ordenada. No quiero orden. Es tan sencillo. No quiero terror de la gente, no quiero fe ni confianza. No quiero comodidad ni cercanía. No quiero que se disputen mis afectos. No quiero trampas para mi emoción. No quiero un vuelo calculado. No quiero pesado amor barato. No quiero aliento ni camaradería. No quiero dejar preñadas las expectativas. No quiero ser el escape, no quiero ser la esperanza, no quiero ser la contestación ni la respuesta. No quiero que mi escrito sea mi cama mi silla mi mesa con mi nevera mi plato de comida. No quiero que mi escrito sea mi perro fiel. No quiero que sea mi sábana limpia, mi coño húmedo mi teta fragante. No quiero un brazo de apoyo para dar el mío a torcer. Amorosa sonrisa cómplice que va anotando pequeñas cuentas de suspiro para los venturosos días de la vejez doblegada a la pujante decrepitud. No quiero una puesta de sol languideciendo en el porche, mientras mis posesiones arden para siempre o desaparecen bajo las aguas. No quiero ese escrito. No lo quiero. No sé cómo es mi escrito, me duele que eso sea para mí así de evidente, pero sí sé cómo es el que no lo es. Y ese escrito que no es, yo no lo quiero.

Jag.
26_8_2020


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario