22 de marzo de 2021

LOS ALIÑOS


Que la vida es nacer tenso, pujante y esperanzado, con un traje blanco sin sospecha de lo que va a acabarse manchando, hasta el punto de que un día dejarán de merecerte la pena los esfuerzos por limpiar lo que siempre algo deja, y al día siguiente te da vergüenza sacarlo a la calle, eso ya lo tengo, a mi manera, por escrito.
La cosa está en que yo, como haciéndome el tonto con el sol de marzo, pensando con inquina sin remedio, hay que ver cómo le gusta a esta vida mía ponérmelo tan jodido algunas veces, pensando vete tú a saber qué coño se estará oliendo de mí, vete a saber dónde estará ahora, qué se estará tocando, si no me estará arquitectando lo malevo, si no me estará orquestando algo retorcido caprichoso cambiante desquiciado a la vuelta de la esquina. Y a pesar de todo eso, yo acabo diciéndome que una cosa más amable y normalita me lanzaría de cabeza a un agujero con libros para siempre, que una cosa que no fuera este viaje en que tanto me sobran mis pellejos y mis valías de siempre, pues me convertirían en un imbécil satisfecho arrogado que se acaba haciendo un anillo gordo con un emblema con un exlibris de lo que dará a heredar a quien mejor se la vaya chupando mientras va descubriendo que ya se va acercando el aterrizaje forzoso.
Y no. Yo no soy ese.
Soy uno que dice, pues alguien tiene que estar pendiente de su aliento y de su piel, y por qué no voy a ser yo.
Uno que dice, alguien tiene que estar poniendo paciencia en sus aliños, y por qué no voy a ser yo.
Que alguien tiene que estar por esto a pesar de vete tú a saber.
Y ya está, y yo la amo.
Jag.
9_3_21


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario