15 de octubre de 2021

DE QUÉ SE HACE LA VIDA


Una cucaracha corretea en la penumbra por un suelo de gres o de teca y un pie la aplasta.
En la vida real, esta frase enuncia múltiples posicionamientos. Es vida la de la cucaracha, la de la penumbra, la del suelo de gres o de teca, o la vida del pie, o la vida del sujeto que lanza -o descuida- el pie. Todos esos posicionamientos son perspectivas desde las que observar los hechos.
Sin embargo, de esos hechos en sí, de su enunciado, no podemos deducir una razón primera de los mismos, ni por separado ni en su desarrollo conjunto. No hay una razón por la que esos hechos tengan que darse así, ni un sentido único hacia el que tiendan.
Los hechos, en la vida real, se dan sin razón ni sentido, independientes a la conciencia, la voluntad o la opinión de quienes los actúan.
En la vida real tú puedes estar en cualquiera de los diferentes posicionamientos, pero no tendrás acceso ni relación con la razón ni con el sentido de los mismos. Te sientes protagonista de los sucesos porque lo eliges arbitraria y egoístamente. No ocurren para ti ni por ti. Ocurren porque sí, y una individualidad no puede acceder a explicar algo que está en las entrañas de algo esencialmente múltiple. También está lo de que el observador, en su acto de observar, influye y altera la esencia de lo observado, lo cual tiene tarea. Pero a lo que voy.
Cuando nos explicamos -o no- las cosas, estamos improvisando un texto arbitrario protagonizado por nuestra perspectiva personal, limitada y falaz de los hechos. Menoscabamos todo lo que no sea la ventana desde la que nos asomamos a contemplar lo que ocurre, descuidando hasta qué punto estamos involucrados con el todo.
Al principio quería decir que escribir es un juego de profundizar en un determinado sentido y fin de cierta cosa, o hecho, o persona, etcétera: escoger un punto de apoyo y crear un sentido a su alrededor. Pero ahora me está dando vergüenza ese subrayar mi ineptitud. Con burda evidencia, veo que escribiendo hago poco más que un arabesco pomposo y soberbio, pero no puedo esconder que esto es malgastarme en buscar acierto y fuerza en un juego infantil y absurdo. Porque ese juego de explicar desde mi posición, es la mejor manera de nunca entender de qué está hecha la vida.
Jag.
12_10_21


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