Ella sonreía en un cañaveral de hartura, pradera resignada, comiendo empanadilla frustración. El valor, pensaba con la boca llena, el valor el valor qué es. Que te ría la gracia un monomierda que se imagina mi respeto con su sinsentido del humor. Eso eso no es, que suelta perlas desquicies y quiere gracias por el consejo, que dice yo soy así juju, y a veces me pongo serio afrutado porque de chico yo fui un gorila bien guapo, que te cuenten las puercas que me querían las uvas verdes, y entonces enrrepente quiero a todo el mundo en punta, y si semen tuerce la muela rota me cago uno a uno en dios. Y después darse cuenta o dolerse solo y después entonces unos días de teatro amable. Después los regalitos y un chistecito ah bueno comperdón.
Pues eso el valor el valor no es. Ella lo transpira el mundo equivocado. Ella da unos pasos, se pregunta te mueve el cocido y malamente sostiene unos pulsos por el resuello perdido, y vaya peste, y se dice pues algo dejaré que me trascienda, entre pata y pata, de puente a puente, y aunque saque tres seises la carta negra, para qué callarme y para qué la emoción, y hacer la lectura en misa y mantener la vista en la empresa y casarme con alguna alegría y hacer cojeando la maravillosa vida con este mojón.
Jag.
18_7_22
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