Pues sí: estoy en mis cosas, como tú dices. En mis cosas, que son un territorio o un lapsus que unas veces está vedado y otras veces está perdido. En mis cosas, en mi estado permanente de autismo, opacidad, o en patéticos intentos de comunicar, de decir de mí o de ti, de intentar acercarme a algo que nos una, que nos dé calor, que nos abrigue o nos interese… Pero ahí estoy, en mi huertecita congelada, mi ansiado chalet en el abismo, sin camino de vuelta, creo. Aunque a conciencia apreté las tripas y sembré la vereda de mojones, pensando en que algo abonarían mi camino del arrepentimiento, ahora que intento volver a la senda de la sensatez, ahora que quiero encontrarme, al menos, con gentes de vida normal, probada, certificada, sellada por algún ministerio o subsecretaría del mundo lógico, que da y pide amor, dinero, pasión y hogar, aunque a veces sólo tengan que conformarse con un cariño hueco e insípido, un sueldo injusto, un falso entusiasmo y un cobijo precario, ése mundo normal, que es dueño también del mundo anormal, aunque lo mantengan oculto en la trastienda, donde se almacenan los sacos y sacos de tierra que mantienen en pie esta absurda tramoya, con sus parches, trampas, falsedades, conformismos, celebérrimos burros flautistas y visionarias uvas verdes para la zorra… ése mundo normal al que yo, pobre paleto incapaz, pensaba que algún día podía volver… pues, ahí lo tienes, corazón imberbe, tanto te ocupaste de señalar el camino de ida, y ahora que buscas señales, ahora que buscas, cansado, lucecitas en la noche, dónde, dónde está tu mierda, y dónde están tus flores…
En mis cosas, dices, con ese aire que tienes, que me destroza mis débiles expectativas de serenidad, mis bastos y apresurados intentos de convencerme de que ya has pasado por mi vida y YA, ya está, ya me podía tranquilizar en mis cosas aburridas, en mi jodido piñón fijo de artista-pseudo-monje. En mis cosas, dices, con esos colores que tienes en la cara, esa frescura de las manos, y esos ojillos de ratón lenguaraz… Y paro ya de acelerarme contigo, porque ahora te vas, mientras me lanzas besitos desde lejos, desde demasiado lejos pienso yo, pero no sólo porque estás a una distancia que yo podría llamar “allí” desde aquí, no, demasiado lejos porque tengo la duda de si me mandas besitos desde tus cosas, desde tu mundo propio, o desde el mundo normal al que me siento incapaz de volver. Demasiado lejos para mí, en cualquier caso. No se llega ahí así como así, ni aunque te pongas a andar YA. Ni aunque lo quieras con todas las fuerzas de la convicción y la necesidad… No hay más vueltas que darle, están demasiado lejos para mí tus besitos en la palma de la mano, tus comentarios, tus adhesiones, empatías, guiños, encuentros verdaderos, estallidos, entusiasmos e iluminaciones conmigo. Se ha podrido mi terreno para la fe. Se ha entrecortado el tempo en mis pulmones… Y ya me gustaría en mi cara la marca de un lindo sol, el arrebatado tacto de la vida, pero el aliento… que le den por culo al aliento y a toda esa estúpida imaginería de sentimientos escritos. Todo se me hace demasiado grande, demasiado difícil, estúpidamente intrincado, a veces. Qué quieres tú. A veces no encuentro material para componerme una sonrisita decente. A veces no tengo fuerzas para la buena educación. No tengo ni inercia para el disimulo ni empuje para la honestidad. No sé sentir lo que siento. No creo en mis ganas y no quiero salir a pasear por el mundo de los otros con el corazón helado y una mueca banal por sonrisa. Aléjate de mí, que no tengo convicción para este teatro.
Vigílate. Alimenta tu cuidado. Lámete las heridas y las grietas. Y no vayas lanzando tus besitos así como así. Las cosas naturales, las fáciles, las que necesitamos para vivir, se gastan. Te lo digo desde las reservas de decencia de mi corazón.
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Esto me ha emocionado Jose!!. Un abrazo muy grande!!
ResponderEliminarA mí me ha transportado a una historia de hace muchos años, agridulce...
ResponderEliminarMuy afortunada de haber leido e imaginado el contexto
ResponderEliminarGracias por seguir comunicando.
ResponderEliminarBello, desgarrador, pasional y frío.
En fin, dicen que samsung define mejor la imagen, que se vé más nitida, y es verdad, porque a su competidor sony le falta contraste. No creo que sea porque tenga menos píxeles o porque cada pixel no alcance a comunicar su intrínseca belleza sino que le que le falla a sony es la calidad del conjunto como tal. La imagen de samsung aparece más bella, más completa, más definida, porque cada trozo que la compone contrasta con el que que tienen al lado haciendo que el todo sea un conjunto sinergico más impactante.
El amor es la reina de las emociones pero... y todas las demás, qué hacemos con ellas.
Y la miseria nos rodea. Pero de la excrecencia nace una nueva vida, si no más bella al menos NUEVA, nueva cada día, nueva cada instante, nueva y renueva sobre el escombro circundante. Tan sólo precisamos de la simiente, una semilla activa en su espera de tiempos mejores. Un granero en acción que propicie el resurgir sobre este sustrato esquilmado y viciado.
ResponderEliminarY el sol nos saluda brillante día tras día, aun así.
a veces no tengo fuerza para la buena educación, y es entonces cuando confirmo que es de compartir piso, fue el peor invento de la historia.
ResponderEliminara ver que me parece me preguntas....
ResponderEliminarme parece que siempre me gusta cmo escribes y transmites, y que nunca,nunca,nunca me dejas indiferente..Hoy al leer esto,he creido que es autobiográfico y he sentido a la par que tú esa vivencia, y he querido imaginar que salía a buscarte para encontrarte y envolverte en un abrazo.