Alguna vez, lo que soñaste, lo que deseas, muestra la espalda y se va.
Alguna vez, entonces, piensas si la negrura que te va subiendo por el pecho es la tuya propia, que de dolor y de vacío te rezuma por los pies.
Alguna vez tu bien se desentiende, lo que amas se va y te marchita, y al mismo tiempo, antes de que el dolor te llegue a la boca, de tan negro, todo se te aclara. Y sabes, y dices: