Las dichas y los dolores vienen de la
mano de las compañías que uno tiene. Por eso no está de más el que aguzemos la
conciencia en la búsqueda, el abono y la poda de quienes nos acompañan. Hay que
poner tino en el encuentro, prudencia en la elección, firmeza en el cuidado y
fortaleza en el descarte. No tenemos comida para todas las bocas ni cobijo para
todos los caminantes, por eso, afrontando quiénes somos y qué queremos, cada
día, tenemos que inventar nuestra fórmula propia para que, mezclando afinidad y
complementariedad, sepamos abrir la mano a unos y cerrarla a otros.
Las adhesiones serán eficaces mientras se
mantengan vivos los criterios y valores que las alentaron. Si no se pone
cuidado en la evolución de esos criterios y valores, esa adhesión (que es
también un acuerdo basado en una coyuntura) entra en una dinámica de inercia:
un movimiento incontrolado que nos llevará a seguir dando lo que ya no se
necesita, y convertirá, a ambos lados del acuerdo, las atenciones en lastres y
los regalos en obligaciones.
Por una cuestión de afinidad, de mera
eficacia comunicativa, yo antes pensaba sólo en buscar gente que tuviera
pájaros en la cabeza. Con el tiempo he llegado a ampliar mi campo perceptivo,
pues he recibido verdaderos tesoros vitales de personas que andaban con los
pies bien asentados en la tierra.
Aunque no me queda otra que admitir que
mi cabeza sigue con ganas de nubes, a día de hoy, a la gente que se me acerca
con planes de compañía, les suelo preguntar si sus pájaros, como los míos,
resisten la hambruna, las perdigonadas y las heladas del invierno.
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Querido senor poeta, deberia usted considerar la posibilidad de que el amor sea algo que se da a quien no lo necesita, puesto que es un don, un regalo. Y condiderar ls posibilidad de que lo done precidamente quien no lo tiene (que se lo tiene que inventar). Le dejo con mi adivinanza en la panza de su hambre. MMMIUUUAAAK! (Uy! Perdon)
ResponderEliminarLo consideré, querida lectora, y descubrí que el el amor era algo en sí, independiente de la necesidad y de la percepción. También lo inventé (por necesidad de amor, necesidad de crear algo digno), y también lo recibí inventado.
ResponderEliminarY el amor siempre sirvió.
Besos, gracias.