29 de diciembre de 2015

NO ESTOY PREPARADO


todavía
para mirar
y verte sin amor.
Para señalarte
ociosamente normal,
desnuda de atavío, suelta
de himnos, ajena
a esa pompa y arrebato
que nos mantiene
atentos
luminosos, fatalmente
ilusionados.
No.
No estoy preparado
para levantarme y
afrontar el día y saber
clavada en mis adentros
de esa redonda estupidez,
esa sosa destemplanza
de la poesía que se agota.
Y el amor amarillea
de tan bonito tan inútil,
de tanto
cargarle tontamente las tintas
los hombros las profundidades.
Imaginarte llorar por otro,
reír por ahí entretenida
con los zapatos
dejados de cualquier manera.
Y perfumes, y sabores y
mordiscos que se me escapan
y todo tan estúpido
y todo tan como siempre,
sonrisita y te dije,
sonrisita y perdona,
y comprende
y no me olvides
de vez en cuando
y espabila evoluciona.
Y todo increíble
y todo el mundo me quiere, ese
mundo que
no revienta pues nunca
pelearás por mi, y
todo tan lindo
todo tan maravilla
todo tan sin acento, tan
gimnasia de corazón tibio
en la distancia prudente
necesaria frialdad
contenida
no vaya a ser que
se me desmande el enamorado,
no vaya a ser que
los vientos cambien
y me encuentren
con el culo al aire
de rodillas un suspiro
verdadero emocionado.
No. No.
No estoy preparado
para esa tibieza de
orfandad turismo emocional,
lo tiento y ya va,
tres días por
tres cervezas
y la vie très bien.
El armario siniestro
que se abre,
se me esconde
la sacerdotisa,
se me escapa
la mujer de campo, el
traje nuevo
de la emperadora
que en una percha
invisible partiéndose
conmigo el culo,
en palacios a medida
se acomoda.
Y vinagre de gourmet
y sonrisa de tránsito
mientras me caen
tonturas
que cualquiera entiende,
mientras me apaño
un debatirme
en este nobleza obliga,
frío control educado
este malevo doler
de dura pena edulcorado
que en realidad
no quiero
no necesito
no estoy preparado.
Jag. 

25_12_15


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