Bueno, ya sabes, siempre hay un momento en que tienes tiempo libre sin límite, como un chicle gastado que se estira y estira, y todo está en silencio, y por un hueco de la ventana miras el calmo cielo estrellado, y hace un poco de fresco y le atribuyes a cualquier majadería la piel de gallina, y te pones sensible en plan barato y piensas en las cosas de la existencia (aunque no tengas preparación para ello), y abordas el manido tema de lo pequeño que eres ante la inmensidad del universo y el sentido de la vida y toda esa mandanga.
Yo sólo espero que Isabel Coixet llevara un guión bien avanzado antes de que empezara todo esto. Dios, que no se ponga a hacer algo sobre la pandemia en el confinamiento, bueno, a lo que haga le van a dar otro Goya, y con el discurso y los ecos en las redes, van a prorrogar este tema, hasta convertirlo en algo que pase a formar parte de la idioticracia del país, como el Resistiré, el Cuéntame, la Transición ejemplar y del barco de Chanquete no nos moverán. Mierda.
Me pongo a pensar en Isabel Coixet viendo las cosas a través de sus gafas de estar buscando la tierra prometida. Me pongo a pensar que ella se pone a pensar en algo parecido a "Qué bello es vivir" de Frank Capra, qué pasaría en el mundo si yo no estuviera, pero a ella se le ocurre darle su poquito de retorcimiento y piensa, qué pasaría en el mundo si yo me muriera, y le sale "Mi vida sin mí" de Isabel Coixet, que vienen a compartir una base especulativa acerca de la existencia de uno y de una, sólo que la primera peli se ve todas las navidades, y después de verla sales a la calle queriendo a todo cristo, y la segunda pues no es nada recomendable según el momento que estés pasando, me parece, y ni de coña para un domingo por la tarde.
Mi vida sin mí, mi vida sin mí. Joder. Es que esta mujer parece que no sabe bajar a la tienda a por cientocincuenta gramos de jamón de pavo finito, y hacerse un chanwi con ligeresa antes de acostarse.
Jag.
20_4_2020
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