Tan predecible, como el dolor,
como el frío que estremece
a las estrellas hasta el apagarse,
yo sé que te estarás dando.
Saldrá fácil lo que vi
desaparecer de mí,
esa curiosa ternura,
la regalada humedad
que disparas
en mi dócil apartarme.
Diciendo soledad
pones a la indiferencia
ropitas de muñeca
que llegan apenas
a cubrirle la vergüenza.
Te vas.
Te vas del todo.
En silencio maquinas,
ahí cerca construyes,
al tiempo que resuelves
lo que tan poco te importa.
Jag.
20_4_21
.
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