Esta mañana sin querer
me he acordado de ti.
A ras de la gente, detrás
de la reja de una ventana,
una maceta prisionera lanzaba,
no sé, sus hijos a la calle.
Asomaba una callada florecita.
Al rozarme el brazo,
por sobre los sonidos
del vecindario,
me dijo oye,
todavía estoy aquí.
Jag.
23_5_18
.
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