27 de mayo de 2012

GANAS

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De alguna manera ya sabes que no tengo nada. De alguna manera ya hemos comentado lo que me ha costado conseguir eso, no tener nada. Corrijo. Siempre tienes algo. Es verdad que das un beso en un hombro, en la cara, y no por ello tienes ese hombro o esa cara. Lo único que tienes son las ganas de dar esos besos. Ni siquiera los besos, que una vez que los das, los has soltado. Y una vez sueltos, son como soltar un perrillo chico en la calle: se van con cualquiera. Los besos son lindos y libres, y ese es el valor que tienen. Habrás puesto el alma, pero los das y te descargas de todo.

A veces a uno se le mete en el sentido algo que cree necesario y vital, y el alma aúlla, como un lobo que recorre desnudo los pueblos de la montaña. Y no hay fríos ni calores, sendas espinosas ni abismos que te asusten. Vas del ansia contenida al deseo voraz, te pones las más limpias voluntades, aireas la gallardía y consigues ¿un beso en un hombro? ¿en la cara? Siempre te quedas con las ganas.

Yo siempre me decía que era especialista en echar las cosas en saco roto. Experto en falsas alarmas. Y lo tenía delante de mí y no le daba su valor. Cuando te quedas con las ganas, te quedas con la certidumbre de que todo es mejorable. Tener las ganas es pedir a la vida. Es ser exigente con ella y honrar el tiempo que te han dado. Las ganas empujaron a tus dientes de leche, con constancia, para que acabes dando el mejor bocado.

Estoy pensando que quedándome con las ganas, que nunca las pierdo, ya me quedo con algo bonito y útil en mi vida. Como mínimo, me mantienen atento a la dirección del aire, a los olores, las señales y los rastros de todo lo que quiero. De lo que le pido a la vida. Mis ganas son algo bueno.

Y estoy pensando que quiero seguir con mis ganas, pero las quiero para ti. Mis ganas podrían ayudar a tus ganas, tengo puesta toda mi fe en ello. Y esa fe me da nuevas ganas. Y todo se me hace dichoso con estas ganas que se suben a los hombros de mis ganas primeras, y les da un vientecito fresco en la cara y ven mucho más lejos. Mis ganas te ventean en la noche. Y por eso me pregunto si no sería posible que tú pusieras tus ganas en mi, como yo las tengo, silencioso, puestas en ti. Me pregunto si no sería posible que tú y yo tuviéramos unas ganas compartidas, en las que cada uno pone sus mejores ganas, las más bonitas, las más buenas, para construir juntos, a medias, las mejores ganas que podamos darles al mundo.


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5 comentarios:

  1. Uuuffff....dan muchas ganas de ser valiente...y de olvidar los miedos, de confiar en el poder infinito de las ganas de uno...O será, puede ser también, que yo tengo muchas, muchas ganas...

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  2. Ganas de que algún día nos volvamos a ver, ganas de seguir aprendiendo de otr@s y con otr@s, que me harán seguirte la pista...

    un abrazo

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  3. ...esas ganas...combustible de la vida

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  4. Cuando pienso en ti, te visualizo sonriendo..se hace casi sonoro; o con la mirada perdida al cielo, como esperando a cruzarte con uno de esos pajarillos que luego recompones a tu aire y que tanto me gustan..Sólo quería decirte que me haces mucho bien..

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