“El
amor se mueve rapidísimo, ¿no?”
Gena
Rowlands, en
“Opening
night”,
de
John Cassavetes
A ver,
yo te amo desde mis palabras, y lo sabes y lo hemos hablado, como
mínimo, y te amo y me tengo que poner a vigilar de cerca mi
conducta, por eso que te amo, pues estoy en mitad de alguna secuencia
tuya y sobre todo, no dejo de pensar que mi amor, y las cosas que
hago a su alrededor y el tuyo, pues también son espectáculo para
los niños y las generaciones futuras, y si amas, tienes que cuidar
todo eso. Así que te amo y emprendo acciones y mido y dirijo mis
esfuerzos. Porque gratis no es, esto de amarte, amor, oye, que se
lleva la tira de tiempo en conciencia, valor y suspiro, en redacción,
oportunidad y tino, en expectación, fiebre, construcción imaginal,
concreción, lubricidad, calentura, y por otro lado, venga
desodorantes y reorganización doméstica, venga buscar pasta para
hacer una compra que no dé vergüenza, y entradas y descartes de la
agenda, del directorio, que tú me eres única, como lo fue la
primera, pero no te tomes con segundas que respete y redacte,
precisamente por tu amor, a terceras, y qué me dices de la
correspondencia y vigilancia de la poesía, ya puestos a apuntar las
cosas que me importan, alrededor de lo que amarte implica. Así que
te amo, y además, ración extra de asumir presumibles errores al
respecto, que hablamos del amor, señores, que pone al certero a
fallar como una escopeta de caña, y errores asumidos, como digo, no
sólo por lo que hago o digo, que lo que amas, con lo que haces y lo
que dices, va formando un paquetito del que te van a empezar a llover
facturas en un futuro no muy lejano, no qué va, lo más es que lo
que haces y lo que dices y ese amar a quien amas, pues me está
haciendo a mí al mismo tiempo, y tú, mujer, el caso que nos ocupa
en este momento, le das tensión, crítica y desempolve a mis ideas,
¿verdad? A lo que soy y siento, y además a lo que soy y siento
después de ser y sentir lo que he elegido ¿verdad? Amar a alguien
no es algo que te encuentras por la calle, y uno dice amada, como si
ya hubiera pasado, pero no, es algo que uno tiene que ir haciendo en
todo momento con los ojos del corazón de par en par, y a fin de
cuentas, todo muy bonito, pero nada está arreglado, todo expuesto,
todo ofrecido del amor y sí, amada, creo en ti y apuesto, creo en el
amor y hago y siento y decido, y la mitad del tiempo en carne viva
los pellejos del alma, que cuando hablas del amor, del verdadero,
todo el año y cada día son el día de la asunción, porque a ver
qué me dices, por mucho que lo tenga yo claro, diosanto, cómo
manejo mi vida poniéndola en manos de tus sentimientos,
joderjoderjoder, respiración acelerada, explosión, sudores fríos
asomados a precipicios de vértigo, corazón contenido, taquicardia y
pujeo y arrebato, cómo, dime tú, mi amada, cómo me monto una vida
digna, al hilo de lo que tú piensas y crees, de forma ajena e
independiente a que una vez, en un lejano tiempo, en un remoto lugar,
una desconocida orquesta proclamó chantatachán y yo dije voilá,
aquí estoy, y en realidad no pasó casi nada, tú dime cómo se hace
este amor que te tengo, en connivencia con lo que tú libremente
hagas o digas, oh dios de la verdad, la que me espera, colgado de tu
atención o tu capricho, amada, dime, por amor, cómo hago, si es
posible digerir sin sufrires tu frialdad de roca dura en mitad de la
bahía, pecadora de la pradera, dime, nuevamente por amor, por
ventura, un protocolo decente y efectivo que sirva para vivir
consecuente, por dentro y al lado de tu tempestad solecito. Ay, dime,
amada, roedora, inconsciente de cómo tu silencio me grilla. Ay,
tanto amor responsable para ésto. Ay, amada, ven te lo pido, ven,
amor, mueve el culo, por tu vida.
Jag._5_nov_2015
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