8 de noviembre de 2014

LOS LAZOS

de nuestros afectos hay que revisarlos cada día. Siempre es buena la hora de mirarlos de cerca, ver si se mantienen apretados o si se empiezan a relajar, desanudándose. Es bueno que nos planteemos cada día si queremos mantener esos nudos, que son acuerdos, o dejar que se vayan soltando.

En un momento presente, actualizado al segundo, no sirven los acuerdos del pasado ni los dibujos que nuestra mente aventura para el porvenir. Los primeros pueden ser irreales por caducos, los segundos, por inconsistentes. Tenemos que observar con mirada y corazón limpios, qué hay y qué queremos.

Los lazos de nuestros afectos, los nudos de nuestros acuerdos, para afirmarse y renovar el vínculo, o para deshacerlos, necesitan dos manos. Idealmente, de más de uno de los implicados.




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