De
entrada, Dios les dio a Eva y a Adán, un jardín del Paraíso para
que insistieran. Sí. Yo me he mantenido adepto a las caricias. Pero
tengo días en que me pregunto qué me ha dado a mí, el amor. Yo he
insistido en mirarle cara a cara, en darle, y me he entregado. Pero a
poco de levantar la cara del contacto con la yerba, he visto el campo
salpicado de mierdas de perro.
Pienso
en ti. En si tendrás una facilidad parecida en lo de sentirnos
dañados. Me descubro prendiendo velitas, con modos más generosos,
deseando que venga el amor a destrozarnos.
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