Algunas veces vivo que pienso que me equivoco. O no sé, o qué más da. La cosa bonita de la que me acuerdo es cuando me dijiste que soy un hombre del saber, o algo así, y yo creo que es una de las cosas más bonitas que me han dicho en la vida. Y ahora estás sentada delante mía, como ausente, en una silla, y me he arrodillado al lado de tu mesa para que hablemos. Si me quedo de pie y me miras, respirarás peor. Y sentir es respirar. Hablar es respirar. Pensar es respirar. Y leer, escuchar es respirar. Tú estás sentada y pongo los ojos un poco más bajos de tu altura para que respires bien mientras hablamos, y dices que es una de las cosas más bonitas que te han dicho en la vida. Y la verdad es que si te levantas ahora, sigues respirando bien. Si abres la puerta y te marchas, sigues respirando bien.
Da igual lo que hagas. Da igual vivir equivocado o en el lacrimal del ojo derecho de Dios. Si respiramos bien mientras hablamos, estamos en el buen camino.
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OVACIóN reiterada
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