-Tu amar será un ni irás ni volverás- le decía, cenizo.
-Iré y volveré si quiero- reponía Haaqasseilliah, constantemente.
-En lo tuyo me temo que no hay autobús para ir ni para volver, Haaqasseilliah- insistía, contino, Nicolai.
-Iré y volveré si quiero, estoy convencido.
Y diciendo esto, sonreía enigmático, el enamorado.
-Si no hay autobús, no irás y no volverás, Haaqasseilliah, maldito cabezota.
Y Haaqasseilliah, más se reía, con la tonta rabia contenida de su amigo.
-Ay,
Nicolai, pobre obtuso- le decía- cuándo comprenderás que no me tripulan
mis sentimientos, ni me llevan a vivir atribulado por lo incierto del
destino. El que no lleva los colores del amar, no puede entender que
estar convencido es lo único que importa.
29_sept_2015
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