Sin negar del todo que haya casos así, yo creo que es más bien lo contrario. Una persona fantasiosa no está, para nada, dando la espalda a la realidad. No tiene los ojos cerrados a lo que tiene delante. Una persona fantasiosa sabe que además de lo que se ve, por insatisfacción o inconformismo, por necesidad y capacidad de imaginar alternativas, especular, proyectar, sabe que la realidad está cargada de posibilidades que "no están". La persona que imagina, lejos de ser boba o irresponsable, está teniendo el valor de pedir lo que las cosas, de entrada, no ofrecen. Busca esos botones en la realidad, y los pulsa.
En la mirada de quien imagina, la realidad es sobrerrealidad.
Una persona fantasiosa es la primera que sabe que está preñada, la realidad.
Gràcia_4_septiembre_2015.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario