5 de mayo de 2020

Día 50 del confinamiento,


YO TENGO ESO
Yo sé que todavía es probable que para ti sea demasiado pronto para comprender. Pero yo tengo eso. Que se verá o no se verá. Pero eso ES. Y yo lo sé.
Por otra parte, no dejo de acordarme con miedo de Manzanilla y de sus pequeños limones, de lo bonito que empezaron a abrirse paso y lugar en mis días, y de cuánto dolor acabaron propiciando. Miedo, no tanto por lo que aquello doliera, sino por saber de mi capacidad para lanzarme al desastre. Debería haber hecho caso de mis pálpitos cuando observé cómo iban desmejorando todos los extraños que acababan emparentando con los suyos. Haber anticipado mucho antes que esa mujer es alguien capaz de rezar a Dios para que todo lo que me ame se me muera.
La verdad, no tengo convicción para guardar rencor, no tengo energía ni inspiración para sentir lástima por su enferma negrura. Pienso en ella y no quiero tener sitio para lo suyo. Ojalá que aprenda a dirigir hacia algo útil su naturalidad para el veneno y su facilidad para la amargura. Siento que tampoco puedo echarle la culpa de que mi vida se haya quedado con la luz y el aire de un asterisco entre paréntesis. Ya es bastante sintomático que durante un tiempo me entregara a ella, me parece.
Todo eso tiene que quedar atrás, y no seguir manchando, como la sangre aguada de una herida que no me cierra.
Ahora me acuerdo de aquellos descuidos tuyos de antes, y de las manchas de tus manos. Los pelos de la coleta desastrosa que se te quedaban pegados en los labios. Ahora mismo no sé a dónde voy a acudir, pero sí sé que, en aquel entonces, aunque tú no podías saber qué estaba sucediendo, como en sombras, como mirando oculto a través de un agujero, yo empecé a saber de mi utilidad. Empecé a saber que, después de todo, empezando por ti, yo tengo muchas cosas para dar al mundo, o al menos a toda la parte del mundo que me espere y que yo alcance.
Desde mucho antes de saber que para ti era demasiado pronto para comprender, yo sé que tengo eso, aunque muchas y muchos se empeñen en ignorar, en ningunearlo, yo tengo eso, que se verá o no se verá, pero eso ES. Y yo lo sé. Y tú lo vas a saber en tu momento, con tus descuidos y las manchas de tus manos. Y no todo va a quedarse en que encontremos en la noche un lugar en que vamos a sentirnos compartiendo algo con el infinito, mientras nos damos un beso en el hombro.
Jag.
2_5_2020


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