30 de septiembre de 2021

YO TAMBIÉN TUVE UN PASADO

 

Yo también tuve un pasado: una distancia o una diferencia significativa entre un entonces y el día de hoy. 


Hoy me doy cuenta de que en ese entonces estuve en contacto con la abundancia y no la atesoré: no fui conservador.


Es cierto que esas cosas no avanzaron como esperaba o como yo deseara, tan pobre de mí. Es cierto que nunca faltó quien relativizara y aún ensuciara mi bien, hasta el punto de hacer desaparecer los vestigios y los amarres de lo que debía abundar, y entonces qué iba yo a atesorar, eh?


También es cierto que soy una persona con una estrella en el corazón, y no tardaba mucho en encontrarme con señales chulas de que algo bueno o digno o gracioso volvía a abundar. Y entonces, ¿para qué tenía que ser un majareta conservador? ¿Para que lo mío acabara oliendo a vinagre, a celoso, a viejo o a alcanfor? No.


Al final, tengo que dar las gracias desde el centro de la estrella de mi corazón a la gente que se rió de mi brillo débil, de mi frágil constancia y se cagó en la posibilidad de mi abundancia. 


Gracias porque a fuerza de no tener una huerta que regar ni una casa que defender, no veas tú lo ligerito que voy por la vida, desapegándome de mis bondades y escupiendo con gusto a mis infiernos. Gracias porque no ser conservador me dejó todo este espacio libre para ser un ingenuo encontrador-cazador-recolector que con lo que se da en el momento va haciendo la vida.


No tengo nada, claro, y parece que llegará el momento en que sólo tendré pasado. Pero eso le acabará pasando a todo el mundo. E importará una mierda que te organicen una Fundación: es estúpido e injusto que después de muerto, la cosa viva que fuiste, intente explicarla algo tan muerto como un conservador.


No quiero hablar de los grandes deseos que no se me cumplen en vida, pues lo cierto es que me sigo haciendo sin ellos. Esa carencia me da un brillo genuino e inviolable que es como un inspirar poco a poco y más y más ensanchando el corazón, sin tener nada que guardarme, y esquivando ese acabar siendo un viejo perro cansado y avinagrado.  


Ese pasado que yo tuve está quedando lejos. Y nada pesa lo perdido, lo quitado, lo no conservado.


Todo mi resuello puesto en mi brillo desprendido, que va donde yo voy. 


No soy para siempre, y esa verdad es el único tesoro digno de sostener hasta el final.


Jag.

21_9_21



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