7 de febrero de 2011

Dibujos en el cielo.


Con los cambios y los oxígenos atascados en la garganta, el hijo de mi madre a veces sólo ve ante sí un paisaje sin amor. Se ve a sí mismo como un halcón mirando una bandada de palomas.
Cuando el horizonte es así de seco y plano, a la felicidad de uno en mi situación, poco le importa la posibilidad de cobrar pieza, con lo de eventual que tendría para el ánimo el hecho de haber consumado una caza, con lo poco que en realidad resolvería en el estómago una simple palomita en un paisaje de vacío y soledad. No. Importa más saber que con un simple batir de las alas, un simple halcón ha provocado una reacción en la bandada. Importa la consciencia de que con su sola presencia está condicionando dibujos en el cielo.


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario