25 de mayo de 2015

Sintiendo,


Sintiendo,
no tengo ética, aunque
te amo
y no tengo táctica. En fin.


andarás des-
preocupada de
todo lo mío. Normal, de-
saparece
de tu panorama un
referente físico, éso que tan
arañado tenemos en lo poético. Y sí,
ya ves
qué pesadez,
estar presente
en soledad no
es nada práctico. A lo sumo, versos,
tontos versos
que se dan al aire, versos
que molestan al oxígeno,
que se la sudan al hidrógeno y
soliviantan entorpecen desorientan
a la alegre junterilla
de los gases nobles. Ya ves,
mi tonto proceder, poniendo técnica
a una respiración
que se apaga en medio desespero,
que se alarga en absurda agonía
entre noche y día,
y enmedio,
¿bailes?¿esbozos?
¿sonrisas?¿deseos?

A veces la cuerda
me quema las manos,
el amor es un
lazo que no se cierra,
y qué quieres,
si me levanto con esta convicción,
una especie de tristeza
me anda gobernando
en coalición.

Y mientras,
tu vida avanza, avanza
tu circunstancia, el mágico desen-
cadenarse de tus carnes y tus alientos,
el sordo desfallecer de tu hermosura
entre sus brazos. Y ni a palos aprendo
qué hacer con mi saliva,
ni a ratos entiendo
qué hacer
con mi hambre de tus brazos.

Las ganas por tus labios tengo
guardadas en una caja de cartón
bajo la tormenta. Me mudo.

Me mudo a quién sabe dónde
desde hace cuánto sin saber
hasta quién hasta cuándo, comprende
que vea básicamente
estúpido
es-
te tonto entrecortarnos en mi-
tad de nuestro incendio ilusorio. Yo,
me decía to-
do está pendiente, yo,
me decía es-
pera los brotes que vendrán. Me he
levantado cansado
de este esperar de látigo
de este caminar de barrizal
sin horizonte sin descansos. Can-
sado de los trechos
y los atajos, can-
sado de corregir mis besos
con métrica, agotado
de la opción mínima,
de la condición
de invitado,
que comprende,
guarda,
espera,
respeta, a la mierda, si
me lo permites, yo tengo
que poner el acento en lo mío,
dejar de poner el aliento
en esa tonta métrica patética
que no lleva a nada.

Y ahora, soltar mi rabia
a conciencia. Dejar que
la vida sea como es
sin mover un músculo
de la cara, doblegarme el deseo
y cavar un hoyo suficiente
en la grava del río,
y entregarme
al patético deseo
de acabar de una vez
con la libreta
de mis descuadernados amoríos,
plegar mis escasas fuerzas
al indecente esperar
que pase de una vez
este lunes esperanzado.


Gràcia_ 25_5_2015.

Fotografía: Débora Charco.
http://deboracharcofotografia.tumblr.com/



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18 de mayo de 2015

ME ACUERDO DE TU ESTAR DE PIE,


de cómo le llegaba un estremecimiento de alegría.

De cómo te reías y de cómo te comían los nervios, creo.

Me acuerdo de tu cara, sobre todo me acuerdo de tu cara en sus distintos momentos. Enigmáticas, graciosas, extrañas caras. Asaltadas por la curiosidad y el desconcierto. Me acuerdo de mí viviendo aquello. Y como pasa con todo lo que es pasado, de aquello rescato lo que sirva para vivirte hoy. Se desvanece en el aire algo que nos mantiene enlazados, se adormece la fuerza que nos decía que nada nos separará, que nada nos derribará si estamos juntos.

Hoy estoy muerto. No sé en qué voy a buscar convicción, ahora que el silencio cobra fuerza. Todo ennegrece, básicamente. En soledad y silencio se hacen bloques con cosas que regurgitas (si me permiten la expresión). En soledad y silencio, con esos bloques puedes construir puentes para cruzar y rampas para subir. También puedes hacer muros y techos para encerrarte.

Me acuerdo de ti, y no quiero un mundo de menos luz. Ya tengo esa referencia, y sigo.

Pienso en los silencios, en las ausencias, en cómo se guardan, en cómo construyen posibilidad.

Pienso en ti, en tu silencio, y también estamos construyendo olvido.




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12 de mayo de 2015

SERÁ BRUTAL,

será pertinente,
será cierto.




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Si no había amor

en aquella electricidad que nos arrebataba, ¿qué nombre le pongo al nerviosismo que mantengo en los brazos, a ese excitarse que se queda a vivir en mis maneras?

¿Cómo puedo normalizar ese pensarte constantemente y a pesar de todo?

¿Cómo debo llamar a tu voz, a tu risa que me acude como un rabo de lagartija?

Si no había amor en aquello, ¿soy un tonto rematado por echarme al mundo buscando tu olor?

Si no había amor, ¿cómo llamo yo a este dulce amargor que me persiste en los labios mientras te pienso?




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11 de mayo de 2015

UN BESO

Respira, no te presiones, yo
sigo igual.

Inténtalo hoy,
otra vez.




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CON PALABRAS HACES

las personas que tú quieres,
con palabras haces lo que ves.

Con palabras las personas
ven lo que buenamente quieren,
con palabras hacen los acuerdos,
con palabras afirman
con firmeza lo que sienten.


Pues es con las palabras
que saben las personas
como hacen
el mundo que tienen.




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8 de mayo de 2015

MANTÉN

tu amor limpio, nada
es más importante que alzar
tu corazón blanco,
mientras todo se desmorona.




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7 de mayo de 2015

NO IMPORTA

la imagen que doy,
sólo importa
lo que llevo en el corazón.




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ALGUNAS COSAS SON DE CREER,

otras cosas son de saber.

Y yo sé
que tengo plantada en tierra de nadie
una semillita de algarrobo.

Yo sé
que tardará un tiempo suficiente
en nacernos un árbol fuerte, lento,
pujante
duradero.

O no nos nacerá nada
en este tiempo exasperado.




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5 de mayo de 2015

Videotexto # 2_Mira




Videotexto # 2_Mira, from JAG. on Vimeo.

Actuación/voz en off: José A. González.

Guión y Dirección: Ariel Fernández Verba.(https://vimeo.com/afverba)

Pueden leer el texto original en:
http://hambredejag.blogspot.com.es/2015/04/mira.html 




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EL ABRAZO IMPUNE

No puedo culparte
por los equívocos en los que caí
mientras me dabas aquel abrazo.

No puedo culparte
de haberme yo lanzado
a saber que sí,
a saber que por fin,
a saber que eres tú, que
ya me has llegado.

No puedo culparte,
por entregar nuestros silencios
a esa fuerza ciega
que nos consume en entusiasmo.

No puedo culparte,
que el abrazo
lo hacemos los dos. No tienes la culpa
del vértigo el temblor
los miedos que nos celebran
las dudas que nos corroen.

No puedo culparte
por fundirnos desde los pies,
forzar nuestros pechos
en un solo espacio, explorarnos
la espalda, besarnos
los hombros, olernos
el cuello, las intenciones
veladas, los latentes
impedimentos que ponen
mano en la boca
piedra en el alma, no puedo.

No, no puedo culparte
de decirnos la vida
en susurros inaudibles ese día,
y que hoy nos duelan los brazos.

No puedo culparte, pues
yo solo me he lanzado
a decir que te quiero, y era mía
el alma la escalera,
corazón chivoloco temerario,
trampolín y tu aire fresco,
desorientado y precioso
en la amplitud de mi salto.

No puedo culparte, pues,
de entender y saber que
eres más que una sorpresa,
no puedo culpar
tu respuesta veloz inocente
que soy más que un regalo.

No puedo culparte, no puedo,
de acariciarte la cara en la calle
y que me cubras de besos
la mano.

A quién culpamos entonces
de que encuentre medicinas
en tu olor, de que andemos
así de apretados y te diga
cuidado niña, nos caemos,
ojo con el cierre
antes del balcón al Atlántico,
mira que no pasamos la cortina
que nos golpeamos con los muebles
y te quiero te quiero
y ya está, y figúrate que ésto
es primohermano del innombrable,
ahora que estamos
a punto de separarnos.

No puedo, decididamente
no puedo culparte siendo yo
el que andaba tapándote
los pies desnudos
sin saber qué estás soñando.

Tú no tienes la culpa
de que ande pendiente
de tu tos y tu resuello,
de que huela en secreto
la manga de tu brazo en pijama,
de soñarte desnuda enmedio
de un trigal
y echar puñados de papayas maduras
que revientan en tus campos,
y abrir los ojos, saber
que no está mal que es precioso
despertar a tu lado.

Y te has estado riendo
el tiempo interminable
de nuestro abrazo,
y ni tú ni yo tenemos la culpa
ni hemos echado cuentas
de que la vida real se nos precipita,
con sus deberes,
con sus soledades y cansancios.

Tampoco es culpa de tu boca,
que deja escapar un hogar,
con una cama tuya
en la que me dejas espacio.

No puedo culparte, a estas alturas,
de que ahora no me encuentres las palabras,
y enmedio de este silencio descarnado,
no puedo dejar de ver
cuánta belleza irresistible y pura,
cuánto fin definitivo
de nuestros tiempos duros, oscuros,
se nos escapa
por las piernas abajo.

Y ahora somos dos cuerpos,
dos alientos emancipados,
y una alegría sencilla
se ha tomado un descanso, aunque
sigo haciendo sitio
a las llanuras colinas humedales
de tu cuerpo, a mi lado.

A nadie puedo culpar, en fin,
de poner toda la fe
de poner todo el saber
en construir una casa
para los besos que no nos hemos dado.

No puedo.
No puedo culparte, amor.

No es de culpas este poema.

Ni con culpas
ni con equívocos
voy a hacer lo que amo.



Jag. Grácia_5_Mayo_2015


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3 de mayo de 2015

ES


Es frustración, supongo,
sentirse tristemente sentado
a pleno sol de abril, callado,
enmudecido en una penumbra
mañanera de mayo,
y qué coño importa.

Es no querer,
es abrir, cerrar puertas sólo
por hacer el ruido, notar
que una rabia insensata
se desmelena por debajo
del esternón, la certeza
de que nada,
nada pasará a pesar
de que te agarras a las cosas
con toda la fe que has aprendido
en los libros,
en la parte venturosa
de los amores pasados, la fatal
intuición de que nada pasará
igualmente, si te dejas caer
en la insensatez, la desidia,
el cansancio de vivir alelado,
el tenerlo todo aplazado
menos la muerte.

Es, ya ves, que aquí te ves,
acurrucada como pulpa adolescente
en nuestra primera foto,
con el sol de cara, recién
levantados, recién
ilusionados, sorprendidos
por ese algo indescrito
que nos incumbe, de repente.

Es, ya ves, que aquí me ves,
robándote el olor de la tez recién duchada,
y el corazón se me acelera
y te pensaba menos rubia,
y a día de hoy, a saber
dónde me duermes.

Es, ya ves, que aquí me encuentro
petrificado sereno ante el espejo
porque las canas han seguido
con su vida y ahora me tienen
negocios prósperos,
y me van por la calle
sin ansiedad sin miedo,
con traje nuevo barbilla alzada,
enseñoreándose incluso
por mis barrios más despoblados,
de forma que ya se me hace duro
mirarme en fotos incluso
del año pasado.

Es, ya ves, y que la fatalidad
no se me ilusione, que yo creo
y creo y ya está, y aunque
no levante banderas
por lo tuyo y lo mío,
yo vivo en andaluz enardecido
hiperbolizado que con tu silencio
no todo está perdido, sino
más bien pendiente,
y en la punta de la lengua,
si te motiva o te conmueve,
ya tengo los ladrillos los ensueños
de nuestra casa,
y en la punta de la juana,
si por un casual,
si por un desmadejarse
de los caprichos del destino,
y no suelto en rima fácil
los ardores de mi tino, pues
yo sé
que nos pondremos
a ladridos y resuellos
en la cocina en el pasillo
en el salón silencioso, construyendo
con sudor un amor puro
mientras te asomas al Atlántico.

Es, ya ves, la certeza
y tú lo sabes, el calor
de mi mano que te ampara,
el fulgor
el ardor de mi alma que te mira
lo que pone la certeza
las ganas, la pasión
el coraje
en empeñarme en lo tuyo
que sigo como un rastro
que te aleja de la manada.

Es, ya ves, ese aire tuyo
que me pone ante tu puerta
con mi traje desnudo de domingo
y llamaré ding dong
y me verás llano por cercano,
mas no te me equivoques
que José
José escrito es siempre agudo
y tengo más
de lo que enseño
y quiero más
de lo que sueño
y José ama más
que lo que escribe
José es más
que la luz
que me enciendes
más que sorpresa, no me descanses,
más que un regalo, no te me escondas,
que soy la aguja que te enhebra
que a poco que te descuides
te hago un traje de besos,
te pongo alta costura
en todos los agujeros del cuerpo.

Mas,
es, ya ves, también
no te vayas por las risas
no te me andes con prisas
y te equivoques, que mi texto
es de un tono nuevo que se pudre,
la nota abortada de una canción
que prometía, que venía
a comerse el mundo, y sí, ya ves,
lo que amo está en mi mano,
mas amar,
amar, mi amor, no es poner
palabras en la línea punteada,
pero el mundo
el mundo está demasiado ocupado,
y las canciones
a veces vienen demasiado cansadas
y los dientes se les mueven
y acaban zambullidas
en nostalgias de la zona alta,
de vivir a la cuarta pregunta
en la tercera casa
a mano derecha
por parte de padre,
y mi tonada,
mi tonada está cansada
de tristeza edulcorada
por preguntas de las niñas
que te dicen por la calle
eh mi capitán, no te me vayas
a ver si me adivinas
el color que tengo en las bragas,
y yo
yo les sonrío amablemente,
sigo mi camino
y les cierro la cremallera
de una rima con mi amada,
mas pensando

¡Ay, si yo me pongo, qué color!
¡Ay, si yo me pongo, qué color!
¡Ay, si yo me pongo, qué color!
¡Ay, si yo me pongo, qué color!
¡Ay, si yo me pongo, qué color!

Y sí,
es, ya ves, saberse doblegado
por la escasa capacidad
para saber lo que viene detrás,
las consecuencias,
los fatales desenfados,
las costuras abiertas de la familia,
el toque, la elegancia,
el corte distinguido, la gracia,
el ingenio, la caída de los grandes,
las frialdades, mi niña,
las zonas de silencio
entre plato y plato,
la sonrisa heredada
y los perfumes, amor,
esos perfumes que se nos desvanecen,
que nos abandonan
en mitad
de una nada extensa, descarnada.

Me acerco a ti
sin saber cuánto vas a alejarte,
me acerco a ti
preguntando con tempestades
por el serenarse de tus aguas.

Y sí, así, sentir la calma
llenarme de vacío
destruir los puentes y pintar
señales acogedoras
en los quicios de tus puertas y seguir,
seguir honestamente las inexplicaciones
que me cosen con hilo invisible
a quien seas. Me dan igual
la lilez y la debacle,
y me acerco,
para mirarte a los ojos sin gafas, porque
pìenso en tu cara y te encuentro
instalada en lo mío. Pienso en tu cara
lanzándote a besarme
la mano que te acariciaba,
pienso en tu cara y voy a quemar
lo prometo, la furia que traía,
pienso en tu cara callada,
soltando ese poquito de aire sonriendo
cuando te dije que te quiero,
y voy a quemar, lo prometo,
el desamor que traía, el dolor
que me animaba,
voy a quemar el hocico retorcido y la negrura,
esa negrura que nos une pero
que a mí me escondía.

Sí, es
que vengo a acercarme
aunque mi cercanía
te mantenga en silencio, en esa
especie de calor contenido
que me tienes, vengo
a acercarme para que los márgenes
se nos ensanchen,
para que se nos abran las costuras,
y que los límites se nos desdibujen
de una vez. Por esta vez,
acercarme, querida,
para que podamos,
al menos si es posible,
desconocernos
por última vez.




Tabaiba_Grácia_3_Mayo_2015




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