20 de diciembre de 2019

LENCERÍA CHEAP


No me lo ve la gente que me rodea.
Vivo dormido de pie en el hueco de un olmo.
El tiempo el aliento
que antes malgastaba
acechando al amor
lo dedico a reirme sin ganas
esperando a que mis convecinos
reconozcan lo vacío, lo inmundo
mientras se precipitan
lastimosa miserablemente
por el resbaladizo terraplén.
Vivo rodeado de gente que no sabe imaginarse
cuánto mundo cabe debajo del olor que conforma
el ambiente de los transportes públicos. Hablan
atropelladamente de sufrimiento
y esperanza, hablan
de sus luchas, de sus planes infalibles
mientras intentan convencerme
de que alcanzar los cielos
y ese mezquino salirse con la suya
son prácticamente lo mismo.
Aguantan a los imbéciles de sus cuñados,
celebran resignados
las aplastadas ocurrencias
de los amigos de siempre de sus parejas,
sobrellevan a los hijos
con celebraciones sobreactuadas
y matan conejos para los padres
en sus repintadas casas de campo.
Todas y todos, diariamente,
se están jodiendo la vida porque es
lo que de iniciativa propia les queda.
Negocian con la fatalidad
haciendo guarradas repetitivas
como mucho una vez por semana,
y gritan padentro
y se muerden la carne blanda
cuando saben con letra de sangre
que la Virgen no está mirando.
Se han rendido a que la vida
son dolores y esperanzas
con la ropa interior barata.
Les he visto cuadrarse
ante las banderas que languidecen,
deshilachan y se pudren en lo alto
en cada entrada del pueblo.
Pero yo sé
que guardan los fluidos
para las grandes ocasiones.
Suspiran por lo que no quieren imaginar.
Y aunque saben tan miopemente
que no van a llegar a nada,
están subidos a montones de billetes
asomándose a la valla.
No saben si me despiden
o me dan la bienvenida,
sin convicción pero con fuerza
se agarran.
Y parece que les va la vida
hacerme señas ostentosas,
y gritar, cada cierto tiempo,
que así no puedo seguir.
Jag.
17_12_19



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ES MÁS QUE TOLERABLE



Así, como de pronto, me veo no leyendo lo que me gustaría escribir, sino buscando lo que me evada de la idea de a lo que yo quería intentar desde mi.

He visto, en los tiempos últimos, que recibo lo que no concebí ni planeé haber sembrado. Fruto que trabajé sin querer, por lo visto, y disfruté, y en mi ceguera me vi tan regalado.

Así tan desviado del viaje que yo imaginaba, leo por leer de náufragos tristes que con soledad acaban alimentando su sabrosa suerte, de escupidos al mundo, que a fuerza de sentirse encadenados a su condición, desembocan en la fortuna, encontrando calor y dulzura, amplitud y hondura, oportunidad y ocasión, cuando a lo inevitable consiguen limpiarle la pátina que les pone la aflicción.

Yo supongo que he perdido convencimiento para vivir disgustado por lo que me falta. Ya digo que señales verdaderas de quién soy en los demás, en mi oscuridad, señales de cuánto poseo, de cuánto me agradecen sin saber que tanto daba.

Así que estabas ahí.

Tanto suspirarte en el camino de ir y venir de la gente, y tú tan ufano y suficiente, en mi corazón inflamado tenías tu morada de siempre.

Jag.
12_12_19



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Para tertulia,


amte que froi
no había sulcociente.
Jag.
5_12_19



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ACCIDENTES


Sé que puedo ponerme a escribir lo que quiera, cuando me lo propongo.
He tomado dos cafés y he hecho una compra reducida. He hablado con un amigo de los labios rojos, de Lita Cabellut y de algunas subnormalidades. Después he comido un poco, he leído al sol un rato y me he dormido. Soñé que me pedías que te pusiera la mano en la parte de dentro de mediapierna, me dijiste bésame con una cara que no te había visto nunca y bueno, cuando me he despertado, como estoy solo pues ya sabes qué. Por lo demás el chino está abierto, hace un sol intermitente y la gente está pidiendo tapas.
Jag.
9_12_19



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POESÍA


Es que todo lo que te diga
queda en un NADA
que me gusta.
Jag.
30_11_19



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SECRETO


Hago listas imaginarias
de gente que
en este preciso momento,
con cualquier enfoque,
está pensando en mi.
Jag.
29_11_19


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25 de noviembre de 2019

PERDIDO


Como una lanza de hierro
que de pie se apoya
en otra lanza, sin que nada
las sostenga, no podemos
esperar que nuestras miradas
se encuentren para que tú y yo
recuperemos el aliento por la vida.
Jag.
24_11_19



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PARA LA FOTO

A veces,
intentas
conocer
a alguien,
y descubres
que ha traido
gallinas
para la foto.
Jag.
24_11_19



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SUCCIÓN REACCIÓN


De qué estarás tan llena,
que duermo juego,
asolado verdura,
me veo solo encerrado,
y por mucho
caracara
que me pongo, será
que es que yo
no te sé acariciar.
Así que te guardas
y me dejas tus deditos
en el borde de la falda,
y te ha servido
de mucho hasta la niebla
de libros
de dibujos
de reirme con ganas.
Jag.
22_11_19



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LAS CUENTAS


¿Cuánto tiempo he vivido como una alcachofa, que no sabe que vive para explosión vegetal?
¿Cuántas veces hemos estado tan sólo jugando con lo que teníamos a mano, tan lejos de ocuparnos en entenderlo?
¿Qué han querido de mí, más allá de mi afabilidad, calidez, cómoda cercanía?
¿Habrán necesitado de mí algo más que aprovechar una coincidencia y, dejándonos llevar por el calor puntual, por el frío, que se extiende, ponernos a jugar a la compañía?
Salvando que, queriendo o sin querer, yo ayudase o enturbiara en un momento de vulnerabilidad suya o mía, creyendo yo tan ciegamente que, al encontrarnos, lo único en la vida era darnos por entero, ¿cuántas veces me han visto como un amor?
Jag.
21_11_19



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¿DE VERDAD?

¿De verdad te crees que en esta noche que cae como el portón oxidado de una tienda sucia que vende objetos sin gracia, en este país de bobos venteando la sangre como perros, con la gente que maneja nuestras cosas estudiando el día antes, haciéndose chuletas en la parte blanda de la carne del brazo de la tonta debajo del jersey, en este país de gente de bien entregada a la seca ignorancia, en este país en esta noche que oscurece como un barro que rebosa, con los asesinos oliendo bien, con los ladrones diciendo pompis, con la policía diciendo modus operandi, de verdad te crees que yo me voy a creer que a ti te parezca extraño que cuando tú me dices hola, me voy a mi casa, que es que hoy no estoy muy fina, yo te diga que tú siempre me pareces bien?
Jag.
17_11_19



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HABÍA QUE DECIRLO


Dios aprieta, pero
-abarca tanto, que-
no ahoga.
Jag.
19_11_19



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Sr. Amar/ser amado




Aquí el Sr. Amar/ser amado
no tiene ganas
de hacer las cuentas.

Jag.
15_11_19


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DE NIÑO ME QUEDA


Con todo mi ardor, con
las fuerzas que tengo, voy
ciego y ofrecido
hacia lo que no sé.
Es mi entrega
como una flecha
que en el viento
va siempre clavada.
Jag.
12_11_19



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EL MONTE


Confieso que el año pasado, después de ver los resultados de las Municipales y Autonómicas en mi pueblo, se me quitaron las ganas de salir a tomar una cerveza.
Confieso que proyecté ese escrutinio sobre la gente que me rodeaba, y pensé que, si pensaba en unas diez personas, se cumplirían los porcentajes de las Elecciones: el mismo porcentaje de gente que no se preocupó de ir a votar, y los que votaron cada cual a quien votó.
Dejé de tener ganas de salir a tomar una cerveza, porque tanto en aquellas elecciones, como en las Generales de Abril, y en éstas de hoy, me sobrevenía una pregunta siniestra y demoledora: ¿Realmente, éstas son las ideas que maneja la gente con la que convivo? O más claramente, ¿qué vota la gente que cada dos o tres meses me saluda con afecto, y me dice "tío, que no hay quien te vea"?
Confieso que no soy capaz de obviar esas estadísticas cuando salgo a tomar una/s cerveza/s. Confieso que no soy capaz de mirar tan tranquilo a una mujer desconocida, sin dejar de temer que piense que la gente que viene sin papeles a trabajar diez horas diarias en los invernaderos, viene a quitarnos el trabajo y a robarnos una paga. Confieso que temo esa ignorancia cerril. O esa felicidad imbécil de no saber ver que los palos que dan a los catalanes, son los palos que dan a quien piense distinto de la opinión establecida. Y que debían de dolernos a más de uno, no sólo a los catalanes.
Confieso que no me despego de estos negros pensamientos, y que creo que he perdido cierta gracia natural que yo tenía. Que no me relajo, con estos pensamientos, y que no hago más que ponerme zancadillas para eso del amar/ser amado. Pero qué quieres que te diga.
En realidad me siento un cobarde mentiroso, porque me estoy mordiendo por dentro que vivo en un país de mierda, y que a un generoso porcentaje de gente que me saluda después de unos meses sin verme, según los escrutinios, debería decirles: no quiero tomarme esta cerveza contigo, no quiero que nos besemos ni abracemos, no quiero que me des trabajo, no quiero que me compres nada de lo que hago, no quiero que leas mis textos, no quiero que digas que me echas de menos, no quiero que me tengas en Facebook porque, en realidad, no somos amigos.


Jag.
11_11_19


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Hagas lo que hagas,


en toda tu puta vida,
sólo es para quien
de verdad
lo va a entender.

Jag.
9_11_19


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NUTT


Me pongo a tu lado, y es apenas poco más que ocupar casi sin querer un sitio. No es que no tenga en cuenta el aire que da tu presencia, el peso de tu callada respiración aquí cerca. Es que cada vez me parece más difícil creer en algo inaprensible que vaya a servirme para construir cosas, no sé si materiales, para el gozo, no sé si alientos sutiles para mantener en alto el espíritu. Me pongo a tu lado y sé que este momento va a perderse, y que cada vez hay en este mundo menos razones para la pujanza. Me pongo a tu lado y no queda espacio para lamentarnos por algo que no llega. Mejor dejo sueltas algunas palabras. Lo justo más allá del jadeo, un poco más acá de lo fallido, del humano pretenderse.
Jag.
7_11_19



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Me estoy acostando,


mi cuerpo es
el travelling paralelo
de izquierda a derecha
en blanco y negro
de un lobo gris
que se adentra
en lo profundo brumoso
del bosque, mientras todo
va fundiendo a negro.
Jag.
6_11_19



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Ordeno y horneo,
horneo y ordeno,
ordeno y horneo,
horneo y ordeno.
Jag.
4_11_19



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ENTRE EL DICHO

Entre el dicho
y el hecho
está quien eres.
Jag.
4_11_19



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¿Por qué se escribe sobre-vivir,

 si se está refiriendo a "vivir apenas por debajo del umbral de lo que concebimos como vivir"?
Jag.
29_10_19


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23 de octubre de 2019

ESTO ERA


Leer es mejor, casi
desde el principio se intuye
que escribiendo, todo
lo de uno, por ejemplo
follar convencido enteramente,
pasear con sensaciones
de profunda alegría verdadera,
comer llegando al fondo
del asunto del disfrute, mucho
más allá del simple
mantenerse nutrido tan prosaico,
en equilibrio, quiero decir, todas
esas cosas que sobre
el papel supuestamente
son tan sencillas, acaban
estropeándose sin remedio
cuando uno que escribe
se las pone entre ceja y ceja.
Quita hombre, dónde
va a parar, leer es mejor,
escribir es complicarlo
todo lastimosamente,
es lanzarse de cabeza
a la tripa interminable
de los listillos, que te lo hacen
todo mejor y tienen tiempo
de fotos,
de gatos,
de cócteles,
vacaciones en pelotas,
cursos remunerados,
correcciones acertadas
y ritmos saludables.
Quita quita, escribir,
con esas legiones
grupúsculos de gente de bien
que difunden tu mensaje
después de haberlo
entendido
con el culo.
Leer es mejor
que escribir
como de aquí a Lima
en un autobús de mi pueblo.
Lo que pasa
es que uno acaba viendo
la bajuna violencia
con que estamos manejando
nuestra precaria realidad,
lo estúpida que nos estamos
volviendo la gente
desde que nacimos
para acá y seguimos
sumando, pacientemente,
resbalones, groserías,
desaguisados desde
el primer papiro de la Historia,
lo que pasa
es que uno dice coño
cómo se puede manejar esto,
después ocurre que te rompes
el dedo chico del pie
con cajas de libros
que no tienes tiempo de leer,
te ponen a mala leche
un amanecer inexplicable,
te acuerdas
de lucha de gigantes, y como
que caes en la cuenta
de que no es justo
que la normalidad
se acostumbre
a esta subnormalidad,
y entonces claro, pasa
que te naturalizas ese
pellizco raro, y ya dices
pues bueno, esto era.
Jag.
17_10_19


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ENTONCES


Alguna vez me he encontrado, a lo lejos, salvando una multitud, con una mirada que me encuentra. En ese momento siento que algo va a ocurrir.
Después, en el momento en que algo ocurre, compruebo que es apenas algo más que una prueba de lo que ocurrió en el momento aquel, en el que salvando una multitud, nuestras miradas se encontraron.
Jag.
15_10_19


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No es vida.


No es mi vida.
No me gustaría leerlo
si estuviera escrito.
Jag.
15_10_19


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Ella tiene esa belleza y alegría


de haber ido
y haber vuelto de ver
las orejas al lobo.
Jag.
9_10_19


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YA VERÁS QUÉ TAN TRUNCADA LA VIDA


Es seguro que muchas veces me he equivocado: hice algo, y en su momento supe que empezaba a penar, aunque también sabía que ya estaba hecho, que estaba en la página negra de la inutilidad de mi torpe esfuerzo, de mi blanda precipitación, de mi mediocre humanidad. En ese momento ya sabía que tengo algo por resolver.
Es seguro que muchas veces me he equivocado: no hice nada, y desde entonces arrastro en cada momento con ese penar. No había hecho nada, y la equivocación sigue hasta hoy flotando, invasora de todo el aire que respiro, sin forma definida. Nunca acabé de pasar esa página, y nunca sabré hasta dónde podría haber llegado mi esfuerzo, nunca hasta cuánto alcanzaría a resolver con lo que tengo a mano: apenas mi humanidad, tan pequeña y tan suficiente.
Me equivoqué en lo que hice, y probé en su momento, con dureza y satisfacción concretas, cuánto puedo caer y levantarme.
En las cosas que no hice, todavía me estoy equivocando. Y cargo con el dolor indefinido de que le he fallado a mi vida.
Jag.
11_10_19


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SUEÑO CARMÍN DE GRANZA


Esta noche he soñado que una amiga iba montada, desnuda completamente, sobre una coma roja que vuela. La coma, que era del tipo Garamond Black, en color carmín de granza, podríamos decir que estaba escrita bocaabajo, como si mi amiga desnuda, montada a caballito, fuese el texto precedente, y el espacio que volando les distancia del suelo, fuese lo que viniese después de la pausa. La cosa quedaría en que mi amiga se agarra a la parte redonda de la coma, del tamaño aproximado de una calabaza vencedora en concurso hortofrutícola, se sube a horcajadas aprovechando la concavidad del rabito de la coma, que le sirve de asiento a la puerta de salida a la luz del mundo de mi amiga, y remata tan gracioso hacia arriba, por detrás, como la popa de una especie de góndola volante monoplaza. Pero la cosa no queda ahí: la coma volante no tiene aristas. Visto el conjunto de frente, mi amiga venía con las piernas abiertas levemente, semioculta detrás de una forma fusiforme de material rojo carmín de granza, rígido, terso y brillante, con los vértices amorosamente redondeados. La cosa no queda ahí: en mi sueño yo sé que la coma en la que desnuda viene cabalgando los aires mi amiga, vibra silenciosamente al volar, con lo que cualquier persona con un mínimo de preparación emocional comprenderá sin un gran esfuerzo que soñar este sueño tiene miga.
Jag.
7_10_19


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LETRA

Si sólo fuésemos letra,
ya estaríamos amándonos.
Jag.
2_10_19


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DE NUNCA

Nunca me ha gustado
ser uno más.
Con frecuencia intento
ser uno menos.
Jag.
1_10_19


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PEQUEÑO AGUJERO DE SALIDA PINTADO EN UNA ESQUINA CUALQUIERA DE UN LIENZO DE GRANDES DIMENSIONES


No es sencillo acabar escribiéndole al querido amanecer que nunca va a llegar. Escribirle y darle razón de pensar que le escribo por manosear la desesperanza que me hice en mi noche oscura. No es sencillo hacerlo, y no importa demasiado el tiempo ni el aliento que haya dedicado a educar mi fe, a darle de mamar todo lo que tengo y buscaba, ponerle la fuerza, la convicción que no sabía que había de encontrar, quitarme de la boca el alimento para darle. No importa demasiado todo lo que di, lo que hice, lo que acabé siendo, si es que todo estaba por desembocar en este sinsentido. Más que eso, decirle que le escribo desde una alegría que se deshizo del peso del dolido orgullo por arrastrar la vida en esa equivocación fatal. Escribo desde el campo vacío que tengo por criar con nada ahí perdido y tirado en el centro de mi pecho. Escribo desde la alegría que transpira el saber que nada tengo que ganar, que no tengo que perseguir algún prosaico aliento de utilidad en algo de lo que haga ni en lo que soy. Que es inútil todo, menos mal, y que no hay debate cierto ni horizonte digno en esperar o perseguir al querido amanecer que nunca va a llegar.
Así que esto es sólo un arrebato gratuito de esa alegría sencilla de encontrar por fin el descanso. Descanso de ese suponer de contino que debo tener un olfato raro. Descanso de tanto intentar explicarme por qué es que nadie a mi alrededor está buscando como loco, como yo, una esquina recogida en la que vociferar una arcada por el aire pútrido que hemos naturalizado en este mundo zopenco y miserable. La alegría de aceptar por fin que estoy solo en esa exquisita consideración de lo que la comunidad está asimilando en su normalidad. Antes que juzgar cuánto habrá de necio o de frío en esa sangre que mueve al mundo, antes de dejarme caer ocioso en dolerme por algo que no está ni salió de mi mano, antes que relajarme y reventar las tintas, quizá decir tan sencillo que yo no soy normal. No, no soy normal, y no siento vergüenza por ello. No soy normal y tampoco encuentro orgullo en ello. No soy normal y no hay nadie, pues, con quien compartir la carga, y no hay nadie con quien reir el chiste.
Quizá es que haya llegado ya el querido amanecer para todo el mundo y yo no me he dado cuenta. Quizá es que yo no estaba preparado para la luz de ese nuevo día, y no lo entiendo, y no me entero, y no lo disfruto.
He perdido la parte bella de mi sonrisa, y eso no es una lectura. He perdido la parte de sonreír para construir algo porque imaginara que algo de todo eso que veo estropeado y con aseguranza de derrumbe tuviera algún remedio con la sola presencia de mi sonrisa. Las esperanzas he perdido. El amor elemental. La armonía para con mis semejantes estoy viendo que he perdido. Y nada debo temer por mí ni para otros, pues sé de seguro que no haré por molestar, y hacia dentro estoy afilado. Yo me voy a ir dejando sin ruido.
Yo sólo quería decir, querido amanecer que nunca va a llegar, que ya he sentido más de lo admisible cómo la vida se regala a los indignos, cómo la mezquindad se establece y encuentra acomodo en los lugares donde debía vivir lo intachable, en la voz que dice lo que todos escuchan lo que debería ser, en el corazón que guía el latido de cada uno de los pasos hacia lo cierto. No amanece para mí, pues la nobleza vive indigente, burlada y perseguida. No amanece para mí si veo que todo lo que debería ser el alimento de la vida vive de migajas. Y así todo ha de crecer hacia lo mezquino. No amanece para mí porque todo lo que yo entendía que debía ser para vivir es para llorar. No amanece, pues así es como hacen el mundo, y el mundo sigue así adelante, y aún así, sin amanecer, a su través y a sus espaldas está creciendo, como un potrillo sutil de aire frágil, mi pobre silenciosa alegría verdadera.
Estoy solo en mi risa, y no me importan los que vanamente se adhieren o se contagian. Estoy solo, aunque multitudes se cuelen en mi foto. He perdido la belleza que la normalidad entiende. Me ahogo y me cago sin querer en sus formas. Me muero de arcada desde tiempo inmemorial, y hoy sé que desde niño me estoy corriendo de asco cada vez que me ponen cara de interés cuando suponen que están compartiendo conmigo mi mensaje.
Mi canción no es para este mundo.
Mi canción es para saltar y explotar porque en esto nací, en esto debo vivir, y de esto no puedo irme.
Mi canción es más que nobleza y lealtad y compañía.
Mi canción no es para mí ni para otras ni otros.
Mi canción es para nada, porque es alegría sin nombre y sin familia. Es alegría sin talla y sin color, sin peso y sin horizonte. Es alegría sin beso, sin abrigo, sin papel, sin casa y sin comida. Sin abrazo, sin aliento ni respiro.
Mi canción no es de letra comprensible, pues sólo es para las niñas y los niños.
Mi canción yo no sé cantarla. Y solo en mi oscuridad, en mi lealtad, en mi vana compañía, afilándose hacia dentro, es para que yo solo sepa que no soy como vosotros.
Jag.
30_9_19


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FORASTERO


He llegado algo tarde al trabajo dándole patadas con cuidado a una naranja verde.
Después, una mujer del pueblo, una de las que hacen cada tarde la ida y vuelta de ese camino del campo, me ha dicho que vaya colores bonitos que estoy dejando en la pared, que vaya alegría, que parece que estamos en otro país.
Jag.
27_9_19


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Lo último que hice por amor

Lo último
que hice por amor
fue el ridículo.
Jag.
23_9_19


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Camino por nada


el corazón vacío
sin saber si
adelante hacia atrás
impenetrable
en la noche tan negra.
Mas sin querer
conmigo te llevo y sé
que inútil
e incomprensible,
por algo y para nada
yo voy
a necesitar
esa carga.
Jag.
26_9_19


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BARNIZ


La primera vez que vi que una mujer arrastraba el puño cerrado a lo largo de un muro revestido de chino rústico de unos dos centímetros de diámetro porque acababa de perder a su marido y a su hijo en un accidente de coche y se quedaba sola en el mundo, me pareció una reacción comprensible. Por otra parte, siempre he sospechado de esa atribución de virilidad al hecho de dejarse llevar por la ira. Me refiero a ese mezquino pedir perdón tan sencillamente, después de los desmanes tropelías espumarajos de jefecillo reyezuelo machoalfa cabeza imbécil de familia, y seguir la vida como si no hubiera pasado nada después de la tormenta. Pero sí pasa, sí. Sale el embrioncillo con el colmillo totorcío, aunque en la escuela y en la calle todo el plantero se sigue viendo igual de verde. Yo siempre me digo que tengo el corazón de madera barata porque de chico no tenían tiempo para hacerme ver y aplaudir lo que quiera que yo empezara a hacer bien. Todo era cero grados como un cumpleaños de media naranja soplando mistos, como si haber nacido se pudiera tomar a cachondeo.
Aunque nunca lo voy a reconocer en gran grupo, vivir me ha parecido siempre como una pelea por adecentar todo lo mío con un barniz que me gustara. De alguna manera siempre he sabido que no se puede fingir el saber, a no ser que te rodees de becerros ignorantes insensibles, que no se puede impostar la nobleza a no ser que sólo te juntes con mezquinos miserables. En algún momento he sabido que serlo o parecerlo es igual de estúpido, inútil y sin sentido. Que parecerlo es reconocer las fallas de tu alma, y adornarlas fulleramente con unas bragas bonitas para cuando estén delante de una gente que en realidad no va a hacer nada por comprenderte. En algún momento he sabido que serlo es una cuestión de la intimidad, que te obsesiona y te pudre si le dedicas demasiado de tu tiempo, de tu aliento y atención. Así que lejos de ir puliendo mi canción con belleza y dulzor, me he ido haciendo queriendo sin querer canto duro oscuro, como algo redondo sin aristas de piedra color cualquiera, lleno de jirones como una esponja reseca por los que libremente atraviesa el viento frío.
Me voy dando cuenta de que creo que no sé escribir el libro que me gustaría leer. Que a lo mejor sólo soy un lector con cosas de gordo. No sé. Va pasando el tiempo y nada. Va pasando el tiempo, y yo sé que va pasando mucho más. Pero qué le voy a hacer, no lo sé.
El otro día soñé con una amiga con la que en su momento me lié en mi casa. Me decía ya nadie da un duro por mi ombligo. Pero yo la tocaba nuevamente y le decía pero cómo te menosprecias tan a la primera, criatura, no lo entiendo. Y sus labios menores eran como almenas jugosas, como dientes amables de carne con volantes de escarola. Le pregunté si le había dicho que me daba en la nariz que el primo segundo de Atatürk (comprobar) me la tenía jurada desde que me pilló mirándole el culo a su hija más chica en la feria de día del distrito nueve de Estambul, en la explanada del Halicarnaso, en marzo del cincuenta y cuatro.
Me dijo sí que recuerdo que me lo dijiste, pero no te creí ni media palabra, que eres muy dado al drama histórico con derivaciones hacia el enredo barato, aunque vaya feria de día, ¿eh?
Yo le dije que sí, que no me esperaba para nada algo como un DJ de electrónica trip ya en la barra. Y la orquesta de fanfarria balkan, que siempre me acaba llenando de ternura, que lo único chungo fue que iba estrenando aquellos zapatos que me estaban matando enteramente.
Ella contestó que sí, que sigue por ahí con dos dedos amor, y que novea cómo se lo montan los selyúcidas, quién lo iba a decir.
Yo le dije pero no te me vayas del tema: te dije que el primo segundo de Atatürk (comprobar) me daba mala espina desde que me pilló mirándole el culo a su hija más chica, y el otro día ya me pasó la factura.
Qué me dices, me dijo suspirando entrecortada.
Pues estaba yo el otro día en el carril de Huertas Viejas central y me veo a lo lejos unos veinticinco o treinta jinetes que venían a por mí a toa hostia en formación de vértice, le dije.
E-eso es chungo, me dijo un poco acelerada, y abriendo un poco más las piernas añadía ¿per-ocómo ss-habías que ve-enían a por ti?
Yo me removí un poco, porque se me estaba quedando muerto el otro brazo, y le dije joder, porque no había nadie más en el carril, y con lo que que cuesta mantenerlos, a ver si te crees que van a movilizar para nada a una patrulla de la caballería ligera de Atatürk (comprobar).
Ya, dijo todo seguido.
Y las lanzas de dos metros de fresno dulce apuntándome. Y caballos de batalla, con los ijares espumosos como los de antes. No te puedes ni imaginar cómo corren esos tíos.
Y tú qué hiciste, decía ella, tensando el cuello hacia atrás, exhalando vocales incomprensibles con los ojos cerrados.
Pues ya ves, le contesté besándola en el costado, grité con todas mis fuerzas traed de inmediato mis pantalones marrones de combate, pero mi tripulación había huido miserablemente.
Ay sí, sigue girándolos así, des-desde luego que lo único bueno de la adversidad es que sabes quién está de tu lado.
Desde luego, le dije, pero eso no es lo principal.
No, pues dime (y apretaba con las manos la sábana bajera).
¿Te acuerdas tú de la mancha de caramelo líquido y cemento cola que me hice en la camisa de punto crudo, que decíamos que se parecía a un archeoptérix, y que no se quitaba ni aunque la frotara a mano con volvone (comprobar)?
Sí. Sí. Sí que me acuerdo, decía ella ahuecando la espalda, cómo arruinaste aquella camisa por cabezón. Te dije que no debías habértela llevado al curro.
Bueno, pues resulta que cuando la caballería ligera venía como a unos cien metros, la mancha se me desprende de la camisa y se cae al suelo, le digo.
Pero qué m-me dices.
No sólo eso. Me agacho un poco y veo que la mancha se está moviendo. Me acerco más y veo que es una especie de zarigüeya u otro animal pequeño marsupial que no tengo ni idea de cómo se escribe, le digo, con los dos dedos batiéndole por dentro, como un amoroso submarinista.
N-no me jodas.
Te lo juro. El suelo estaba temblando por los cascos de los caballos que se acercan, y en la arena, que vibra siniestramente, veo cómo otras manchas más pequeñas empezaban a moverse.
Ah-ahay mivida, dijo abriéndome los ojos incrédulamente.
Como te lo digo: se había puesto a parir. Figúrate. Como cinco o seis zarigüeyas más, u otras cinco o seis crías de otro animal pequeño marsupial que no tengo ni idea de cómo escribir.
Di-iiossss, y qué hiciste.
Pues tenía miedo de que me mordieran o algo así, por el natural instinto de conservación, así que les iba soplando para molestarlas.
Para molestarlas. Ay dame un beso.
Para molestarlas (ella se quedaba derramada, como una jadeante tormenta que se desvanece) Sólo pensaba en apartarlas del camino, le dije, que no las pisoteara la caballería ligera de Atatürk (comprobar). No sabes la angustia.
Ah-ay la angustia, ay. Contigo no hay quien se crea nada.
Y lo dijo así, como sin expresión, porque nunca hemos estado lo que se dice enamorados, y porque los signos de exclamación no se veían en la espesura.
Jag.
12_9_19


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NOCHE DEL DOMINGO


No creer en nada
se me queda en nada
cada vez
que de vez en cuando
sonríes brevemente.
Jag.
8_9_19


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Porque te amo,


me voy a callar.
Para que así escuches
y sepas si te gusta
la música de todo lo demás.
Jag.
10_9_19


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ESTE SÁBADO


Ya estoy acostado.
Se me han gastado las cosas de verano.
Nada tiene sentido.
No voy a olvidarte nunca.
Jag.
8_9_19


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ME VAS A ACABAR QUERIENDO


Que sí. Que todo es muy lindo y está lleno de posibilidades y la puerta que se cierra y las siete u ocho que se abren y todo eso, pero he salido a pasear al campo y se me espastiza lo malevo y se me colapsa lo bucólico, tú.
Yo sé que soy lo que doy, y que la vida no vale un suspiro si no te pones en el mundo con la bandera de tu aliento, pero ya ves qué atravesado que he salido. Es salir al campo y tener como más tiempo para pensar desde las tripas en tanto que me falta, mayormente, más que nada. Decirte primero que leí en un libro hace tiempo que cuando llegas a una certeza no es porque hayas acorralado al razonamiento último, sino porque estás cansada y cansado y te dices pues esta es mi verdad a la que me agarro. Así que ya ves, como para montar negocios con la gente promedio, me digo, circunspecto. Decirte segundo que cuando ya no tenía remedio la cosa, he visto que tenía un par de esas mandíbulas afiladas que no paran de moverse que me ponen de los nervios, menos mal que en clima templado suelen ser chiquitas, que si no. Decirte tercero, y esta es la buena, que cuando iba paseando por el campo he meado en una arqueta de hormigón destrozando la tela de una araña. Y qué. Supongo que desde cierta perspectiva es un acto desalmado, pero mis estudios me llevan a que no podemos dejar de observar la belleza sencilla de esas gotitas doradas manteniéndose temblorosas antes de caer en aquel rincón olvidado. Lo he dejado todo perdido, es cierto, pero no he tenido tiempo ni alma de una mayor consideración, y qué pasa. No ha sido tanto, aunque no ha sido sólo eso. También he destrozado a dentelladas un árbol, porque he visto que tenía tiempo, y he puesto a un niño esclavo a hacerlo celulosa que se han llevado a otro lugar remoto de economía más conveniente, para que después de dos o tres pasos infames, salvando salvajemente las distancias, acabe convertido en esta libreta que me han cobrado a precio de oro para escribir todo. Y qué pasa. Tú ya sabes que al mundo se la suda la araña de la lluvia dorada y la extraña poesía que podamos sacar de todo eso. Yo voy a seguir adelante. El hijo de un alto ejecutivo de la construcción de mi pueblo me dijo que siempre me estoy quejando, y le dije que es verdad con la mejor de las sonrisas que tenía en ese momento. Bueno, le dije que es cierto, para ser más exacto, y no quise extenderme, y dejé educadamente los nervios para hacerlos estallar en la intimidad. Yo tengo que seguir adelante, y ni me va ni me importa, como decía una cerda jabalina que tuve por jefa tres meses puesta de coca desde las seis de la mañana, eh? Voy a seguir adelante porque no es tan sencillo otorgar carta de naturaleza a que los puestos que tienen un interruptor para encender la luz de la gente estén malversados y regalados a ineptos familiares del partido. Yo voy a seguir adelante porque así le va al país y eso no puede ser. Así que a ver si entro en el negocio de los libros que no importan a nadie, que asolen para mí dos o tres hectáreas de retoño caducifolio de crecimiento rápido y me metan en alguna imbécil política cultural. A ver si entre todos llenamos de una rara espuma la desembocadura de los ríos. Que salgan unos pájaros bien chungos que se carguen el delicado equilibrio trófico y se les quiten las ganas de hacerle a les poetes. De todos modos, aquí estamos ardiendo miserablemente, casi saliendo de los calores y pendientes de la política de pactos, a ver si algún pezón se emociona conmigo, con lo que soy, o con lo que supongo, da igual. Ya verás tú cómo al final, mientras todo esto se resuelve, vas a saber que no soy tan malo, que no soy el que más va a ayudar a que todo esto se siga hundiendo. De entrada, tú también se la estás chupando a Google. Lo que pasa es que tú de estas cosas no quieres darte cuenta.
Jag.
6_9_19


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EL NUEVO DÍA


No perdáis
de los labios el silbo
de la dulce cancioncilla.
Jag.
2_9_19


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ME DIJISTE PARA QUÉ ES LA VIDA


Pues esta noche he soñado que por fin te obedecía.
Que te acomodabas entre mi brazo y mi pecho, hasta hacerme notar en la mano descuidada, cómo tu perdón latía por mí, bajo tu blusa.
Jag.
4_9_19


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TOUCH


Al final, no voy a incluir el relato de lo que quiera que fuese a hacer al campo. No quiero que esto acabe haciéndosenos demasiado largo. Sí. Sí, olvida. Olvida todo aquello. Concéntrate un poco en mí, y piensa en tu toque. En el toque que tienes conmigo. Apuesto a que no es así con otra gente, ¿verdad? Tu toque profundo, inimitable. Cálido e hiriente. Ingenuo y refrescante muchas veces. Tu toque romo, sólido, puntual y perseverante, cuando quiere. Ven, no puedes permitirte negármelo. Ya todo se precipita y sigo sin tener una noción clara de a qué pertenezco. Pero tu toque. Tu calor eléctrico que me atraviesa la piel cuando me miras. Como una hebra de pita descuidada que me ha clavado milagrosamente el viento de la llanura. Tu toque. Tu veneno ineludible por el que vomito de deseo cuando estoy solo y a oscuras. Sí. Ven. Olvida. Olvida todo aquello y dámelo. Tú sabes que nada te ha hecho tan grande como cuando me lo has dado. A ver si me entiendes. No es que se trate de que yo sea quien te haga valer, no. No se trata de que acabes pensando que yo sea tu detonador o whatever. Eso no es importante. Sé que nunca ayudaré a que tengas la certeza de que yo sea un buen hombre, un buen compañero, incluso un buen padre. No. No hay una señal que ayude a que confíes en mi palabra. Lo comprendo. Tan sólo piensa un momento en lo vacío que es todo. Piensa lentamente como el agua de tu bañera tibia, marchándose para siempre por el sumidero cuando ya por fin te sientes limpia. Mi corazón es madera barata barnizada de roble a conciencia. Pero no soy un decorado. No soy un farsante. Mira cómo crezco cuando tú me miras, y mira quién eres cuando sabes eso. No me digas que lo habías pasado por alto. Y ve más allá. No todo lo que está más allá de ti se puede ver mirando por la ventana. Mira cuánto me importa que veas quién eres cuando sabes quién soy porque tú me miras. Cuando estoy solo y callado, y sé ésto, me importa quién soy antes y después de que tú me mires, aunque siempre llega el momento en que sé que eso es secundario, y todo se proyecta en crecer, en saber que tú entiendes quién eres después de saber quién soy porque estás en mi mundo y me miras. Quiero decir: saber que sabes en qué me convierto siempre que me miras. Y por tanto: sé realista y mira cuánto eres cuando yo te miro. Confía en eso. Piénsalo lentamente. Sabrás que no es justo que des la espalda a las cumbres de tu grandeza. Dame tu toque. Sabes que no puedes permitirte negármelo.
Jag.
29_8_19


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ADÓNDE VOY YO CON LA HIJITA DE ALGÚN CABRÓN QUE SE HA HECHO A SÍ MISMO


Me avergüenzo algunas veces de los sueños que tuve.
Con una exactitud dolorosa, la mediocridad se impone, lo normal se cumple, y mi negra expectación se confirma.
Escribo porque no tengo nada que ganar.
Jag.
25_8_19


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UN GRAN RESULTADO


Sabes que es importante,
cuando prefieres
que falte a que sobre.
Jag.
28_8_19


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COUNTRY KILLER FOUR


Me lo digo ante el espejo, tío, le caes bien a la gente, mientras crece dentro de mi ese miedo abrumador que avanza, callejeando por las venas, buzoneando en los nervios.
El grito, la notita puntual de piano que dice que todo ha empezado hace un tiempo a estropearse del todo. La sed. El hambre elemental. El culillo de la vecina mientras viene a pasear ante mis narices sus perros. Esa cara oscura. Esos ojos morunos que sólo por aquí se encuentran. Los da el agua. Los da el pan. Los da los puentes, las fiestas, las voces en plena calle, las bragas arrugadas en mitad de un carril de los pinos. Los da la herencia, los da este tiempo espeso interminable, este para qué hacer nada si la vida es como es, ya tú ves, y ni espero ni desespero.
Ay ese andar crujientito cuando enfila por el carril sabiendo que la estoy mirando. Esa tranquilidad miope. Esa seguridad de caldito que la calienta al abrigo de la carroza de sus padres.
Ay suspiro. Ay llanto quebrado. Ay esperancillas antes de que el novio se deje la barriga. Ay cuánto te vas a parecer a tu madre sin saberlo.
No me mires más, que estoy crashing, country little woman.
Tú sabes que quiero morder, pero no que quiero escribir. Le abres las piernas a la vida y a mí sólo me importa no ayudar a que tu éxtasis se desvanezca. No preguntes y hazme caso. Tengo una edad parecida a la de los primos que están empezando a mirarte raro. No entiendes nada de esto, pero ay tu sabor. Ay tu presuntuosa seguridad. Tu ingenua soberbia de fibra jugosa, tensa y pujante. Ay tu pequeño veneno inconsciente.
No me mires más. No preguntes, que estoy crashing, country little woman.
Eres un tío atractivo, me digo ante el espejo, eres hermoso, mientras suena algún riff de guitarra soul. Eres una revolución para quienes se atrevan a sostenerte la mirada. Una solución. Una perdición, porque estás hecho de una carne que enamora, me digo ante el espejo.
No me mires más, y sigue tu camino, que me he hecho dos heridas en los dedos, y te miro y me relamo la ciencia ficción, y por nada de este mundo quiero estropearte la ensalada.
jag.
24_8_19


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Amo la paz


del momento
en que supe
que no volverás.
Jag.
23_8_19


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