26 de julio de 2020

STREETFYER


La vi, pequeña montaña verde, nada más poner el pie en la calle. Iba que se ahogaba por salir a la vida libre.
Nunca nos da tiempo de nada al cruzarnos, un hola suyo con el aire mínimo, mi contestar atenazado, la sorpresa bobalicona y desorientada, y al final del encuentro diminuto, por mi parte, una rendida bocanada de consuelo, que cae sobre el pie, mirando a donde voy pisando, porque no ha habido tiempo suficiente de revelarme tosco, impuesto y oxidado.
Luego ya después, todo lo que viene suele ser mucho más largo y generoso: mi tiempo solo de lamento y de machaque, culpando a la gente que pasa, subida en su cultura de mordisco inmediato, porque sé que sigo así de pobre, quebrado deseo, pensamiento maniatado, sin zapato ni fuerza ni alegría ni ropa decente para sacar a bailar a mi cobardía.
Jag.
26_7_2020


.

EL AMOR NO EXISTE

El amor no existe,
pero hace
como si no lo supiera.
Jag.
25_7_2020



.

SON MIS COSAS


Bueno sí,
cuando yo digo
que sí o que no,
que sepas que es
por una cuestión
puramente personal mía, que
no quiero invadir
tu espacio y todo eso, no?
Bueno, vale que puede
que te esté diciendo
que no o que sí a ti,
pero tú no te lo tomes
como algo personal,
quiero decir,
bueno,
ya sabes.
No tienes que estar
metiéndote
constantemente
en mi espacio.
Joder. Hostia puta ya.
Jag.
25_7_2020


.

GRANDE, SECO Y PEREILA


Cuando te cruzas y adivinas que es ella, pero no haces nada diferente de lo que estabas haciendo, cuando haces como que ella no existe o no es alguien reseñable que consiga alterar la senda de ti, el borroso porvenir de tus acontecimientos, cuando haces como que tienes cosas mucho más interesantes que pensar, que no tienes tiempo siquiera de pararte a atender a lo que ella tiene entre sus piernas, por ejemplo, cuando haces como que no te gusta de verdad y contestas sin que nadie te pregunte que no necesitas nada porque ya estás bien ocupado en tus cosas, yo tengo que darte la razón en que todo lo tuyo va a ser seguramente menos ridículo y miserable que si actuaras reconociendo punto por punto todo lo contrario.
También es verdad que no es para todo momento. La poesía pasa por la calle con su vestidito amarillo, y tú hueles sus perfúmenes y tú te quedas quieto y fuerte y seguro de ti, y a salvo, y la dejas que pase y siga su camino, y te dices que adónde íbamos a ir ella y yo tan distintos como somos, y qué se le iba a ocurrir a ella contestar de lo que yo le pudiera llegar a decir, y al revés, y qué se le figuraría a nadie que yo pudiera ofrecerle, tan pobre que yo soy, y todo queda normal y aburrido y falsamente digno y asumiblemente siniestro como una llovizna suave de verano, que se acumula sin violencia ni ruido en el terrado, y una gotera que se cuela y cae delante del Capitán General de Los Ejércitos Celestiales, que se ha quedado absorto congelado en la casa a punto de desmoronarse, con un chándal caro trasnochado descolorido, con unas alpargatas de noble paño enmohecido con pegotes en las suelas, urdiendo imaginarias que nadie entiende para qué, mascullando verdades que no se necesitan hasta cuándo.
Jag.
23_7_2020


.

EVENTUAL

Estoy pasando
una frase mu mala.
Jag.
23_7_2020


.

TENGO UNA VECINA

Tengo una vecina que canta
como si el resto de la música
estuviera equivocada.
Jag.
21_7_2020


.

HAZLO POR LA NIEBLA


A ver, por mucho que me pongo en una pradera levemente inclinada, con césped corto, fondo de árboles de ramaje elegante de hoja caída pidiéndoles una última canción al cielo amarillo, oscurecidos levemente por el contraluz del crepúsculo pausado de la primavera reticente, con una casita de madera pintada que envejece, por mucho que a eso intento atemperarle ruido innecesario, por mucho que lo viro al verde, cadencia de respiración sin sobresalto, de nostalgia nebulosa de miedo ausente, yo creo que me falta algo del amor, del empeño, honestamente la grandeza y amplitud, la claridad y obstinada pujanza por la vida de los que hacen películas o libros de poemas y llenan de esperanzas válidas los espíritus de la gente.
Jag.
20_7_2020


.

GALLETA MOTIVADORA


Estimado librito bilingüe de William Carlos Williams, me dirijo a usted con todo respeto para comunicarle que esta mañana conseguí olvidarme de escribir un poemita en el que una mujer suficientemente deseable me decía
Te hiero como amigo,
yo pienso que ese olvido vino motivado por mi reticencia a soltar en el mundo una combinación de ideas de dudoso ingenio y escaso provecho para el lógico crecimiento de la vida en sus buenas maneras. Debo decir que dejar de escribirlo ha sido uno de los acontecimientos que he podido vivir en mi pueblo en este día de hoy sábado. El otro acontecimiento ha sido el conseguir sacarme, tras denodado esfuerzo, sin elementos punzantes, con la sola acción de la lengua diestra, un trozo de cebolla de ensalada del hueco de una muela. Esa labor me ha llevado largos minutos de la tarde, durante los cuales me ha sido prácticamente imposible mantener claras mis ideas para la práctica de la especulación filosófica. Debo añadir, estimado librito bilingüe de William Carlos Williams, que no es que me sienta holgadamente satisfecho a nivel espiritual, económico-social-relacional, erótico-festivo-emocional en este pueblo desde nunca, pues la felicidad está fuertemente anclada y enquistada en lo puramente material, y la remota posibilidad del rozamiento con el puro éxtasis que hace trascender al hombre, aquí sólo puede medio aproximarse en el rudimentario intervalo entre la manifestación cultural religiosa y la simple drogadicción. Todo excesivamente ajeno a mi apetencia y sintonía.
Es verdad, estimado librito bilingüe de William Carlos Williams, que porque la poesía está muriendo en todas partes, está más que nunca viva la poesía, pero todo, para mí, está entrando en un confuso y peligroso derrotero.
Yo creí que la vida era una pequeña alma, compacta y pura, que en la niñez empezaba a rodar cuesta abajo por una montaña de polvo de nieve, y conforme bajaba, se iba abrigando y haciendo cada vez más grande con lo que por el camino de nieve se iba atesorando, hasta llegar rodando a descansar al valle, en el que pausadamente un sol de primavera al verano descubría el alma pura que se había echado a vivir, como un río, desde la cumbre, pero qué va. Voy viendo que más bien lo que yo creía un alma pura era una albóndiga de carne picada más o menos compacta, con un volumen y densidad que te dan de nacimiento, bajando por una accidentada montaña pedregosa. A cada giro voy notando cómo voy desprendiéndome de una parte de mi esencia, que era yo todo, y con eso que se queda desprendido entre las piedras, veo que voy perdiendo redondez, con lo que el rodar, cada vez me está pareciendo más dificultoso, llegando a convertir los tropiezos en saltos de catástrofe, y el simple evolucionar hacia el llano en maltrechas violencias que me hacen pensar que más de mí quedará en la accidentada cuesta inclemente que lo que llegue al descanso. Así que ya ve, estimado librito bilingüe de William Carlos Williams, en qué va a quedar el negocio de contarle el logro de reprimirme por la mañana un poema atontado y malevo.
Jag.
19_7_2020


.

La redacción de mi relato

mejora/empeora conmigo, a la par. El hecho de ver que ha habido un momento en que ni siquiera observara esas cosas, me dice, en este momento, que, para mejor o para peor, observar la redacción de mi relato a la par que soy, es un indicativo de validez en mi vida.
Jag.
18_7_2020


.

Amigas, amigos, queridas y queridos todos,

sé que en muchos casos últimamente no me he prodigado todo lo que debiera con alguna y alguno de vosotros, más allá de las penosas condiciones que imponen esta lamentable situación, y no quería dejar de aprovechar la ocasión para expresaros mi más sincero afecto.
A lo largo de la vida, suceden cosas para las que descubrimos que no estábamos preparados. Más allá de calificar su pertinencia, que por otro lado, es inútil hacerlo: ocurren sin preguntar si es buen o mal momento para nosotros, en la respuesta que damos a esas cosas importantes nos definimos como personas. Cuando afrontas tu realidad, cuando empiezas a convivir con las consecuencias que se derivan de tus decisiones, siempre hay un momento en que sabes que podrías haberlo hecho de otro modo. Podrías haberlo esquivado, y hacer como si no hubiera pasado nada. Ha pasado así otras veces, y la vida ha seguido adelante. Pero también hay sucesos como el que os comparto, en los que, en el momento en que todavía es tiempo de eludirlos, te planteas qué persona quedaría de ti, con qué cara te encontrarás cada día en el espejo, asumiendo la blanda dejadez, la torpe cobardía de negar la respuesta a lo que en contadas veces te pregunta la vida.
En fin, contaros con emoción que no he eludido lo que pasa, contaros, como decía, que ahora mismo no sé manejar el miedo por la certeza de que no estaba preparado para esto.
Ella siempre ha estado ahí. Esa es la verdad.
No entendemos, hasta momentos así, cuánta cosa está latiendo en nuestro movimiento acostumbrado, esperando el momento de revelarse como tropiezo para cambiar, como fogonazo iluminador para trascendernos. Es la costumbre misma la que nos tiene enfriados, y como de espaldas a que, más allá de a qué damos nuestra atención, más allá de en qué tengamos puestos los esfuerzos, las ilusiones y expectativas, más allá de los lugares en que esperamos, las cosas, sin que tú las elijas, ocurren, te despiertan, y no esperan a que termines de preguntarte cómo iba yo a saber, pero cómo iba yo a saber, y ya te están desafiando a vivirlas, porque sabes desde dentro que todas las vueltas ya están dadas.
Ella siempre ha estado ahí, y ha ocurrido, y ahora es tonto echarle la culpa a la torpeza, al azar, que es como abrir el agua con la manguera suelta en el patio, y pensar en cómo era todo antes de que hubiera ocurrido. No ha pasado nada especial para que nos encontremos. No hemos forzado nada y ha ocurrido. Era la misma casa de siempre, el mismo pasillo. Parecía una mañana como todas las otras, y no como esta, en la que de repente te ves diciendo que con esto vamos a seguir adelante. Me he acordado de mucha gente, con amor, con alegría y dolor, mientras todo esto enrojece. Me he encontrado con la esquina del mueble del pasillo, y quería comunicaros que vamos a tener un cardenal.
Jag.
18_7_2020


.

CANCIÓN ABSURDA DE LOS EXTREMOS DEL TRONCO


Es tan anticuado no ocultarte nada, tener constante un tapón en el oído derecho, acabar mirando con recelo el abrazo líquido de los libros, pensar qué hago para que sea todo más sencillo, el amor propio, el deseo, escribir algunas veces, pelear el desaliento y editar constantemente para acabar creyendo un poco en las cosas. Que me mires. Pero no como a los gurús o a los que imprimen en las cubiertas o en los pósters. Sentirme tuyo. Que pinches una aceituna con hueso con mala leche, te cagues en la puta que parió al canto de los pájaros mientras mascullas ES MIO.
Jag.
15_7_2020



.

YA SI ESO ESTOY TOMANDO UNA DETERMINACIÓN


Pues las cosas, de momento, yo me dije, me voy a hacer valer. Me dije, haré lo que deba para que no vuelva a pasar. Pero lo que son las cosas: las cosas remolonean, como decía mi intuición, para acabar siendo nada. Nada.
Las cosas no se atreven. Las cosas sin pasión, destensadas. Las cosas cobardes, sin visión. Las que se hacen esperar porque hasta el ultimo minuto se guardan de decir que de algún modo saben que no valen, que sospechan que no tienen nada. Las cosas que casi ni querían nada de ti. Así son las cosas, dicen. Y yo sé que ni así son todas, ni estas son todas, pero estas son las que hay.
Y este texto se está revelando como la prueba viviente de que nadie se demora como Faulkner. Y yo tengo que seguir viviendo en este mundo. El de aquí. Unos me dicen de opositar y vivir regalado a la sombra de una penca con mirada Gestalt. Otros que si echar hormigón, que si follar con londras sin amor antes de que se lleven mi queso los malos espíritus.
Sigo adelante, con mis pasos al frente, yendo para atrás. Ay qué dolor, me digo, mi vida y mi tontura, me digo, ay mi emoción.
Jag.
13_7_2020


.

VAGO ROJOANARANJADO



A veces pienso que es por una pereza a la que no le falta su poco de inteligencia, que me pongo a saber firmemente que tú y yo somos algo que no hay que describir con palabras.
A ver, no es que quiera esconder que es difícil dejar demostrado que esa certidumbre no esté invadida del viejo terror a hablar lo trillado y lo de más, a decir lo de siempre y romper todo como de costumbre, dejarme caer una vez más en ese dolor tan confiado y familiar y destensado que ya casi nunca llama al aspaviento de la sangre ni deja nada por aprendido. Ese dolor de decepcionar llanamente, y cantar la canción de siempre sin fuerza ni convicción para el desengaño.
Pienso a veces que es esa pereza de no caer otra vez en todo eso, tan cansado, tan torpe, tan inútil, honestamente, pero también pienso si no será esa dejadez un rescoldo de algo que he aprendido finalmente, a pesar de todo, y a lo que, a su vez, también me resisto a poner un nombre. A lo mejor es una mezcla de todo: es vago (perezoso e indeciso) y es prudente no poner nombre a lo que sientes ni a lo que haces, sobre todo, más que nada, porque pretendidamente ya estoy suficientemente cerca del arte abstracto como para quedar desazonado cuando no se le ponen explicaciones a las cosas. Es dejarlo todo como con toquecitos indeterminados de acuarela o de pastel o de lápiz de color desangelado y titubeante, apretados brevemente y perdidos en una vacía extensión sucia.
No quiero saber que siento lo que siento cuando te pienso a ti y a mi como algo mínimamente asociado. Me quiero quedar como muerto en esa sensación flotante de antes de venirte arriba y rendirte a los clichés de las fibras, de los suspiros y resuellos de las emociones, de las ansias extáticas de los espíritus maltratados, de la alegría generosa de los líquidos de las entrepiernas, los humores febriles acalorados que nos deja el hastío prolongado, de las debilidades del ánimo, las obligaciones del instinto, las temeridades del deseo y lanzarme tan penoso de cabeza a la precipitación, a lo nebuloso, a lo dulce y equívoco, a lo amable manipulado, a lo tácito azaroso, a lo débil desasosegado, a la explosión sin luz, y montar una mala cabaña de rebaje con todo lo que excusamos como humano.
Sí que es verdad que todo esto se resuelve con un polvo o con una hostia, que en los asuntos que atañen al sentido de mi vida, se me queda todo así colgado como un campo rojoanaranjado de Rothko, todo tan preñado de cosas que no puedes hablar con nadie, todo tan lleno de ti mismo, expectante como un mueble vacío, tan cargado de alimento que no puedes llevar a un cámping. Aguantar la risa mientras digo que ese es mi único mensaje.
Así me va, y es más o menos así.
Yo te veo la boquita, y parecerá que no me afecta. Yo te veo tan quieta, evolucionando concentrada en tu mundo melancólico, y parecerá que te paso de largo inadvertida, que no sé o que no quiero meterme en nada. Como que nada de lo tuyo me afecta o me importa. Y todo es tan pueril, tan prudente y torpe que me enerva. Pero la verdad, ya me gustaría decírtelo y que te llenaras toda, sin palabras, con estruendo de cacharros que caen de una balda durante una media hora.
Por el olor de tu carne o por tu sonrisa, por lo que seas o por lo que merezcas, que yo no lo sé, estoy en ese papel de estreñido fenómeno natural con aparato eléctrico contenido y presto a alguna barbaridad inolvidable que nadie sepa de dónde vino. Soy un árbol estrellado que se muerde en los labios las cabañas en las ramas, los pájaros cantando en el espino, los frutos de fresco brillo profundo apagado, y la sombra en mitad del solitario campo ardiente.
Ni tú ni yo sabemos cuánto me llenaría que te sobrevolaras. Que te vieras desde arriba como el precioso resumen que ha quedado entre lo que tú crees que eres, lo que siempre has querido ser, y lo que eres realmente. Que sepas simplemente que más allá de tu pequeñez y tu desaliento, estás aquí porque la vida te necesitaba para darse las gracias a sí misma. Que siguen intactos en ti los vestigios de la inmensidad que hizo estallar y mantenerse unido, construyendo todo esto, el polvo de las estrellas. Que eres un fruto de la gratitud.
Todo en mi sigue tan ingenuo, tan perdido, pero quiero que te veas así, instantánea, tan abandonada y quieta y llena de amor en mitad de la calle, como un trozo de cristal roto brillando en un charco de lluvia, y que todas las fibras se te reinicien, que se te purguen los gases, se te sangren de pronto los líquidos, y te corras viva educadamente sin que nadie se entere. Esas cosas quiero. Me llenaría que llegaras a tu casa temblando de alegría de saber sin palabras quién eres sin que yo ni nadie te lo haya dicho, que no puedas contar nada, que nadie se lo explique, que la gente vea en ti apenas toquecitos de lápiz de color desangelado, apretados brevemente y diseminados en un campo rojoanaranjado vago y sucio, y les parezca maravilloso e incomprensible. Y que se sientan confusos y culpables, pues ni la gente ni yo ni tú misma vamos a saber cómo meter mano en eso, tan llena como estás de cosas sin palabras, y de alimentos que no pueden llevarse a un cámping.
Jag.
10_7_2020


.

(Imagen: Mark Rothko)

COSAS QUE PERDER

¿Cuántas cosas más tenemos que perder para saber que estamos en el tiempo de querernos?
Jag.
9_7_2020


.

EL MAL YA ESTABA HECHO


Ayer volvía de denunciar que, a los pies de una casa, se estaba desangrando la tierra. Me sentía insignificante desubicado de todo, y necesité poner el dedo en algo, poner un poco la fuerza inútil de mi peso en algo. Un policía me señaló con suficiencia un cartelito arrugado en Word. Llamé fuera de hora y razoné mi indignado temor con un contestador automático. Todo eso me llevó el tiempo suficiente para que, cuando pasaba por el sitio donde tantas palizas me dieron en mi peor año del colegio, te encontrara de lejos, indefensa y embozada, cerrando el portón del trabajo. Me miraste dos segundos, y supe que, de algún modo sonreías, como se mira a un barco que, a lo lejos, está intentando saber qué hacer para salvarnos.
Jag.
8_7_2020


.

6 de julio de 2020

VENENO


Contigo me probé momentáneamente el terror pánico a la certeza de que no puedo querer en condiciones a las mujeres que se ponen a quererme.
A pesar de todo tu postureo, eres frágil, y eso no puede disimularse con el denodado aspaviento que pones en sentir algo por mi.
Sencillamente vi tan claro que dejar que me acomodaras en el centro de tu fragilidad, atesorarme, y llevarme a gala o en secreto, era una torpe llamada al pobre viento de la fatalidad del mundo para que, en un simple tropezón, nos acabase rompiendo juntos en cualquier esquina.
Otra cosa que no viste, en ese empeño desaforado que pusiste por sentirme tuyo, es que, de llevarme incrustado en tu adentro por la calle, mi constante desavenencia con la estupidez del mundo, iba a seguir manifestándose con esas espinas que instantáneas me brotan del cuerpo, esas que me mantienen a la gente advertida y temerosa a más de un metro. Esas espinas mismas iban a atravesar tu piel desde mi dentro, abrigado en tu dentro, e iban a espinar a quien se te acercase. Y el mundo confundido, te iba a acabar evitando, huyendo de mi veneno, creyendo que es el tuyo.
Jag.
5_7_2020


.

POLÍGONA


No quiero ya manchar más papeles con las cosas tan sabidas del crepúsculo. Quizá no estoy en sintonía con esa manera tuya de burlarte de las cosas, mientras esperas en secreto que la maravilla ocurra, como la luz se cuela por una mínima rendija en el granero oscuro, con el aire polvoriento y cargado.
Quizá no tenemos algo juntos por culpa de alguna obstinada y caduca idea mía acerca de la lealtad, la honestidad, la rectitud. Es tan inútil que me exponga del todo y te toque con delicadeza, mientras sigas entendiéndome desde esa mezquindad que nos dejó tan cerca, tan destrozados por otros.
No tengo aliento para firmar la renuncia, así que todo va a ir derramándose con miseria y silencio, como por la grieta inadvertida en el culo de un perol descuidado. No sé hacer nada por impedir que nos vayamos desvaneciendo en el aire, pero me acuerdo de algunos momentos puntuales en que, tan emocionados, sabíamos con desalentada convicción que algo que tenía ganas de ser bueno, estaba fallando entre nosotros.
Jag.
4_7_2020


.

TAMBIÉN BANDAS DIAGONALES EN LA ROPA


Vale que todo es una trampa de la mente. Vale que lo que ves o sientes delante no es delante, ni lo que ves o sientes detrás no es detrás. Vale que todo es como una fábula epiléptica redactada sin objeto ni orden ni sentido. Vale porque te paras y respiras y te dices así que todo esto era para esto, y que es lo mismo que decir, así que al final no hay examen sorpresa. Vale que uno ya no tiene que esforzarse en el refugio del pasado mejor, sintiendo en el rincón más insospechado de la nevera, que uno como yo hereda de sus padres, más que nada, la vida ultrajada. Vale que uno conoció la zona de confort en los artículos de los suplementos dominicales. Vale que entonces, a uno le llega el momento de esforzarse por parecer ante sí mismo alguien que sigue el curso de los días con ganas, con buen espíritu y constancia. Vale que cada uno lo intente en el momento en que le venga el pálpito de que de pronto sentirte vivo te exija ese punto de voluntad y esfuerzo, vale que cada cual ponga la manera y el grado que pueda y se le ocurra. Vale todo, yo ya lo sé, llegado el momento, pero a ver qué nombre se le pone a descubrirte odiando que ahora se pongan de moda entre los jóvenes exactamente las mismas gafas doradas que ya aborrecías en los ochenta, y que pretendidamente salían entonces a la venta para satisfacer tu gusto y el de todo el nicho de mercado que compartías con toda la muchachería de tu generación, que formábais aplastante mayoría pujante abarrotando las filas desorganizadas de hermosos cuerpos esperanzados que guardaban cola para comerse el mundo, y que han ido cayendo, poco a poco, o han ido dejándose caer, en las cosas más diversas.
Jag.
2_7_2020


.

Dejarse llevar


es de gente con pasta.


.

Porque pongo muchos,

les parece
que me sobran,
o que es tan fácil.
Jag.
29_6_2020


.

Este texto se escribió como presentación en FB de otra entrada del blog: 
"LO DI Y LO RECIBÍ". 

Lo más sabio

de cualquier aparato es el botón de encenderlo o apagarlo.
Jag.
29_6_2020


.

No es por ti,


no somos nadie.
Jag.
29_6_2020


.