Sé que estás
expectante en el cuarto hermético,
maldiciendo el aire azucarado,
anhelante de abrazos musculados,
sé que estás.
Callando sollozos
de loba herida que envejece. Al deseo
me refiero,
a la frustrada queja
manchada del lodo
de tu intención que se derrama,
me refiero.
Con tu mínima luz encendida
sentada de reojo,
enmoheciendo los labios
y afilando cuchillos,
sé que estás.
A los de sonreír
me refiero.
A los de sonreír y pinchar
con cuidado primero y acabar
troceando con saña.
A esa furia amateur
que tu dulzura empaña,
a esas cosas tuyas
que me dejan el cuerpo cortado,
me refiero.
Ahí,
en el lado dolido
de las cosas, en la negrura
de tu mundo de algodón vampiro impertinente,
ahí
sé que estás.
.
Me gusta mucho este poema. Mucho, mucho.
ResponderEliminarBeso.
Muchas gracias, Helena. Muchas.
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