mientras paseo acariciándote el meñique, en alguna cuneta del mundo están apuntado a un hombre.
Mientras te miro con el rabillo del ojo –intentando hacerme una idea aproximada de tu ternura- y me lleno con la frescura del viento, a este hombre –que está sintiendo con la cara el pulso de la tierra- le han dado dos tiros y se desangra.
Mientras paseo dándote un beso en la mejilla o en un hombro, pienso que en este momento sólo podría morir de mal amor, o de mentira, o de soledad renovada.
Nunca he visto a ese hombre, probablemente no lo echaré de menos si algún día me hablan de su muerte, pero mirándote siento que algo me une a él.
Ahora mismo, este hombre y yo –que paseo contigo- estamos sacándole un jugo especial a la vida.
.
bonito y sincero como siempre
ResponderEliminarMuchas gracias por tus lecturas e intervenciones, Erick. Saludos!
Eliminar