11 de noviembre de 2020

FEROMONO


Tú me vas a amar. Y tú, también. Y tú. Y tú. Te lo digo a ti y a ti, juntas, y por separado. Tú, también me vas a amar, y tú. Y tú, no mires a la de al lado, que, mirándola bien, también le digo: tú me vas a amar. Y tú, no te rías, no te hagas la dura ni la muerta, que me está pareciendo que no queréis daros cuenta ninguna de lo chorreando que estamos dejando de feromona el ambiente. Esto es así de natural, y mejor cuanto antes lo vayamos aceptando. Tú me vas a amar, desde lejos te lo veo. Y tú, la de atrás, tan callada, no sólo eso: cuando yo me muera no vas a saber adónde meterte, a quién contarle ese estupor arrebatado de saber que se cierra ese tiempo desde hoy, en que te digo, como a ti y ti, que tú me vas a amar. No es por ponernos unas prisas, no es por adivinar los plazos. Yo sé ya ahora que en un tiempo que viene, tú me vas a amar. No tiene que ser ni ya ni para siempre, que una y uno nunca saben lo que les va ni les viene. Aunque sí que es verdad que yo lo sé ya, tú me amarás un momento, en un año, un segundo en que pensarás que te he robado. Pero no será ni placer ni imposición. No será inspiración ni resbalón ni azar ni equivocado. Será como tantas cosas buenas que pasan sin que nos estemos dando cuenta, será como un aire natural que sale de los poros del mundo, será la sonrisa de un delfín que sale de mi poza verde, y me enseña de golpe ese vértice maravillado de blancas novias que huelen a pescado, que con todo ese firme amor que hoy yo sé y os digo, estarán todas mirando llenitas de esperanzas y de suspiros, diciendo acaloradas un poco ansiosas es verdad es verdad, mirando a este océano roto, desde el acantilado.
Jag.
10_11_2020


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario