8 de junio de 2017

MANO


Es más allá de la cara,
del envés de mi fortuna,
que te amo.
Más allá de que en la vida,
hasta el último apagarse
de tu aliento y el mío, todo
son naipes, observa que
un amor fallido sigue
siendo llama, aún sin hogar
ni cuerpo frío que lo acoge.
Como mínimo sirve
al ardor de los ojos,
a la humildad,
señorío y valentía
del alma en el intento
-ejercicio que el vivir
requerirá siempre-,
sirve al eternamente niño
ademán enamorado, ése
que nos ensancha la vida
sin miedo en su suspiro.
Y sabe mejor echarse
al corazón de la tempestad
en pos de una mínima luz
de tus ojos
en una isla sin mapa,
que rumiar negrura
desamor en el puerto.
Mientras tú existas,
mi amor nunca se siente fallido.
Aún frío y alargado
en el perder,
vivir es saber
que siempre hay mano.
Y no tuerce el gesto,
ni en ansia desfallece.
Jag.
25_5_17


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