8 de septiembre de 2020

QUIETOPARAO


Cuando estás en mitad de una ciudad extraña y quieres necesitas pero no puedes ir al baño, no hay voz de las entrañas ni susurro de las alturas que te convenza de que ese sufrir no es para siempre. Que pasará.
Cuando estás en mitad del aroma embriagado de divino amor que el alma efervesce, o del canino lanzarse al grosero encaje baratillo que a la baba enfiebra y al tendón lo tensa y al hueco lo moja y distiende, no hay seña de advertencia de que ese meloso morder jadeante no es para siempre. Que pasará.
POR ESO Y NADA MÁS estoy congelando este salto carpado a la piscina de las palabras.
El poema, al menos, como mucho, dirá que lástima y menos mal que nada es para siempre.
Que aquí pasará, por lo menos el poema y mucho más.
Jag.
5_9_2020


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