8 de septiembre de 2020

FARFALLE


Quizá no tengo nada bueno ni nuevo o interesante que decir. Creo que en realidad no estoy muy preocupado por eso: lo bueno es cosa de engreídos y soberbios, lo nuevo es cosa de ignorantes o catetos vomitados por un tren de largo recorrido. Lo bueno o lo nuevo, se lo dejamos a Dios, que si le haces caso al Génesis, todo lo tuvo que hacer a la bulla, porque, a ver, al principio no habia nada, yo creo que no habría ni texto de presentación, y lo primero que se pone a hacer es la luz, después de eso de hágase la luz, y la luz se hizo, si la luz no choca con algo, la luz en sí no se ve: mira el espacio, todo oscuro, con todos los soles encendidos. La luz no es nada hasta que no le da a algo. Así que todo lo original se hizo deprisa y corriendo, para que todo el gasto de luz fuera para algo. Y todo era nuevo, no? El mérito de que sea nuevo, es que antes no había de eso, no? Como esta salamanquesa espachurrada y cubierta de hormigas sobre esta baldosa de adobe. Ayer no estaba. Esto es nuevo, no? Vaya mérito.
Cuando la gente dice "nuevo", "original", en realidad le quiere dar mérito a lo que remite o inaugura un origen. Bueno, a mí me parece que eso es una gilipollez caduca. Puedes inaugurar una serie de asesinatos en serie, y eso no será bueno, ni en el sentido de la bondad, ni en el sentido de ser chévere, chingón, la leche. Y tampoco es nuevo, por desgracia, eso de empezar a matar y cogerle el gusto. Lo de sentir o decir meritorio lo nuevo, es un poco jugar sin querer con la candidez propia y la de la gente. Farfalle, spagetti, maccheroni, fettuccine, todo italiano, pero la pasta la trajo Marco Polo de la China. Todo es como cuando dicen en un cercanías "esto es surrealista", o un periodista dice "espectáculo dantesco", que incorporan a su normalidad cosas de las que no tienen ni puta idea.
Creo que el tema no es ser más listo que otro, ni decirlo antes que alguien a según quién.
A mí lo único que me parece interesante es que escribo algo como esto, sin pretensión de alumbrar nada, pero llega al lugar y al momento en que lo lees, no sé si la playa, o un tren, o en un respiro por la noche, o después de una discusión en la merienda, y me imagino que hay unos muebles, y unos colores, y tú estás en un estado o momento personal cualquiera, y estás a punto o antes o después de algo, y lo sabes o no lo sabes para nada, pero has movido la cucharilla, o tienes que vestirte o secarte dentro de un momento, y has leído esto, y la cosa funciona de algún modo como cuando te pones una canción cualquiera en los cascos, y miras a cualquier lugar, y de pronto todo tiene como un sentido que antes no tenía. Sí, como algo nuevo, que te lleva a cosas que antes no pensabas. Mi escrito se encuentra contigo, con tu decorado de fuera y de dentro, con el papel que le sepas dar, y el escrito ya no es una linterna encendida en el espacio.
Que tú te intereses en esa nada que tengo por decir, y te acerques desde tu vida, y que mi escrito se incorpore a tu acción y a tu escenario, ve tú a saber para qué, eso, para mí, es lo único interesante.
Jag.
1_9_2020


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