24 de agosto de 2017

La realidad es como un papel blanco,


en el que podemos escribir o dibujar lo que imaginemos. Quiero decir, es multidimensional, no es una superficie plana para representar, es un multiespacio que incluye el dentro y el fuera, y la piel y el más allá de todo lo que ES. Y está en nuestra mano decir eso que es, la realidad.
Por algún tipo de perversa e infecta deriva emocional, cultural, socioeconómica, nuestra mente entiende el mundo en términos de paridad/complementariedad, entendemos las cosas burdamente, por contrastes entre dos contrarios, yin-yang, vacío-lleno, blanco-negro.
En fin, buscamos el juego de los opuestos, aunque en la realidad todo es de su color, y todo está en su armonía con el todo. Yo creo que en realidad, se nos cría malévolamente para que no queramos esforzarnos en los matices. Para que no entendamos que todo es mucho más.
Ante un cuerpo que se desangra, todo se mueve para encontrar culpable, pero el proceso se para y nos contenta cuando castigamos a la mano en la que se encontraba el cuchillo. Y ya está. Nadie dice que la vida es como un río, que viene de lejos y sigue más allá, y las motivaciones de los hechos siguen libres. Castigamos a los mensajeros de la muerte, a la herramienta, pero no a los que la piensan, la deciden y la celebran.
El mundo se queda en una burda y puntual escenificación de la venganza, y ahí se paraliza todo. No pensamos en quiénes ganan con esa muerte.
Me duele mi ineptitud para entender y acceder a la multidimensionalidad de mi mente. Y mi pelea contra todo eso, se tiene que quedar en buscar una tonta posición de antagonismo contra toda esa maldad que baja por el río, y seguirá más allá de mi.
Es todo muy tonto y muy triste y muy indignante y muy desesperanzador. Mi mente sólo entenderá que tengo que ser una oposición personal a un mundo que solucionará todo con cuatro fotos y cuatro nombres, y que dejará de clamar justicia cuando metamos los primeros goles.
Así, ya ves, aquí solo cada quién y cada cual. Arreglando pobremente las cosas, ejerciendo en precario desde la oposición. Contra los que quitan vida, dando vida, como sepa y como pueda. Contra quienes no quieren que piense, pensar. Contra quienes propician y alientan a la mano del cuchillo, amar.
Creer y crear. Es lo único que puedo en mi parte del río. Y ser al mismo tiempo independiente y consecuente con cómo bajan sus aguas.
Jag.
19_8_17


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