28 de noviembre de 2015

ALCANCES


A veces el día, la conversación
se me están haciendo largos,
a veces es tan simple,
yo me agoto
también no creas
de andar llevando
toda la fuerza del corazón
por mantenerme vivo
en este murmullo
este mínimo brillo tembloroso
con el que alumbro pobremente
este amar del caer y levantarme,
el resuello, la fe
que se derrama irremisible
en los trabajos por hacer
cierto y admisible apenas
un aliento esperanzado.


A veces, sí, demasiado largas
las listas
que uno hace
con lo que anhela, lo que
en un cuarto
contigo en penumbra
merecería, lo que
con gusto derrochaba
si me tuvieras
ansias, borracheras,
noche iluminada
por tu piel que me busca,
día venturoso y poco más
que dejarte caer
a mi lado abrazada
lloviéndonos a besos.

A veces, sí,
es demasiado largo
este mantenerme inventado
en la dicha
la quietud la aceptación,
este absurdo sostener
la alegría colgada
de un garabato,
de una palabra mínima,
de algún signo admirado.

Tengo que descansar
la mano
que te ama en lo que escribe,
ya este verso
se nos está haciendo largo.

Ya está bien de proyectar verdades
si es que mi bien y mi mal
ya están escritos
en costumbres que desconozco
tomadas directamente
del libro de las excusas.

No callo lo que te amo,
yo sólo en silencio
me quedo lo que te digo
y para qué
tanto alboroto me pregunto.

Yo tengo que ponerme
buenamente al sol,
ser como mucho aspirante
a la mañana que empieza.

Buena suerte, me digo,
a quien te encienda las luces
te abrillante los ojos
lustre tus besos
desabrochándote las tripas,
ciertamente,
yo no podría desear
nada mejor para ti. Yo
sólo sé que a veces
demasiado largo el amar
desesperado vete,
vuela donde quieras ir,
y el alma se me encoge
de ese oscuro
amor certero, vete,
vete de mi
si nada te retiene.

Dejo a tu alcance
todo quien soy, abiertas
las palmas al cielo, vete.

Tócame cuanto quieras,
si después del momento de hoy,
me encuentras cerca
de donde tú quieras llegar.
Jag. 28_nov_15


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