9 de agosto de 2015

Puedo pedir a la vida

y puedo aceptar de la vida, que es otro tema.

Puedo no conformarme, estirar el cuello,
la mano. Puedo hacer
por ensanchar las costuras del corazón y pedir,
pedir cosas que necesito y formar
mi mundo con material que no tengo.

Puedo amar valiente, sin irrealidad
ni heroísmo barato, puedo
moverme en el sueño que quiero, y
caminar despojado,
desear ofrecido y amarte sin más,
aún en el vacío,
el tiempo necesario.

Puedo asumir el silencio, la frustración
hacia la que el deseo nos guía,
sin remedio,
en alegre cuestabajo, puedo
hacerle sitio al dolor de vernos
repartidos, distantes,
despistados o mal entretenidos.

Imagino en mi normalidad
el sabor de tu sudor, el aroma
del arranque del cuello, mientras
tu quejido tierno se une
al susurro de las sábanas,
y arañazos, no creas,
y besos en las piernas, aunque
la tostada haya caído
por el lado de las cosquillas, sabor
a sangre de tus labios
mientras me pides más, y más
y más furor enternecido
en la prisa de los dedos
que se eternizan
en tus párpados. En fin,
cosas fáciles de imaginar,
habida cuenta de que lo deseable
está por el mundo repartido.

Pues no, querida. Puestos
a tenerte imaginada,
podría haberme quedado
en la fantasía facilona de que
estando en el trabajo, una parte
de nuestra noche de amor te duela,
que andes un poco despistada, entonces,
y con cada saludo,
tu media sonrisa
y pienses
ay, si tú supieras. Podría
haberme quedado colgado
en la fase del suspiro, la fase
del ulular del puma y
el balido del caballo, entonces
hubiera tenido de sobra
con un olor de saliva tuya
que al moverme,
me sube en mi casa,
por el cuello de la camisa.

No, querida. Puestos
a encontrarte imaginada,
prefiero ir más allá
de tus piernas abiertas, puestos
a pedir a la vida, te abro
del todo el grifo
de mis secretas
desvergonzadas fantasías .

No quiero ser un amante mainstream.

No quiero poner mi amor
y morir en ti de normalidad,
como una canción de verano.

No puedo dormirme en la fe
como un monje vegetando.

Para ti y para mí yo pido
que sonrías porque existo
cuando no vemos nada. Que
estando sola me pienses
una palabrita
y se te escape una gota,
la que quieras, la que quieras,
que pases por mi lado
y quieras coger mi mano de improviso,
un beso en el hombro
mucho antes de pedirlo,
que sientas vacaciones
en nuestra habitación cerrada
sin hablarlo. Sin prueba
ni alegato yo sé
que somos fuertes
para sentarnos en silencio,
mirando al infinito unos instantes,
y saber cada cual por dentro
que ese es nuestro sitio.

Yo quiero que me quiera tu piel.

Yo quiero que me ames
y te me hagas un río de sinrazón.

Pido contigo
una muerte lenta,
al lado de tus ganas de saber
de qué se hace todo esto.

Me pido saber a ciencia cierta
que valgo para que desde las entrañas
te sirva de compañía.

Puestos
a pedir a la vida,
puestos a pagar lo que se deba,
quiero vivir a tu lado
el sordo precipitarse
de los acontecimientos,
la fría constancia
del sinsentido, y el mantener
una llama mínima esperanzada
entre nuestras manos. Ya que la vida
es levantar la barbilla y caer,
no pido menos
que verme incluido
en las cosas que te ayudan.

Venga lo que venga,
quiéreme en ti,
a tu lado, déjame respirarte cerca,
guayaba pepino
dignidad madreselva. Ven a mi lado,
aunque te quedes en el sitio.

Ven, que tenemos que hablar
pienso que gozosos,
de un cierto
innombrable bien
que tú y yo atesoramos por dentro,
y desde la oscuridad
nos acecha.

                                                 Gràcia_9_8_2015




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