Ya ni
lobos solitarios de montaña
husmeando
tu líquido precioso, ya
ni ovejo
agazapado expectante
al paso,
languidez de loba
en la
manada, yo tengo
lo que
me he buscado, y nada
me
alienta el número bruto, nada
me da
lágrima facilita de quien
se pone
moreno soñando puntacanas,
de quien
se asfixia en machupichus
después
de pasapalabra.
No tengo
amor por
su hora de la siesta, pues
mi verso
es destrucción
construcción
y fiesta, y adios
a tus
ansias de sueño de instituto,
de
chilenas por la escuadra,
de
venganzas de katana, de amores
conformados
de cubana plana,
noticia
del ansia peruana, aviso
de la
wet manner mexicana, uno, dos,
la
sorpresa maravilla isleña, el sentir
lo que
me estaba perdiendo,
el
sentarme en ese amar tanto,
tan
bonito, tan estoico,
tan
paciente, consecuente,
que ya
casi volcando en bicicleta,
de tanto
bueno que teníamos
olvidado.
Un beso,
dos, la caricia cucharita
roncanrol
descansándote del mapa,
ansias,
ríos por la calle, temblores
tuyos,
míos, uno, dos,
mientras
llegas
y me
ducho en casa,
uno,
uno,
dos, aguacates te traía, restos
de la
risa en las barbas, ya lo ves,
te estás
ganando mis aguas,
y ya lo
digo en los felices
domingos
nubosos, qué bonito
imaginarte
mordiscos de razones,
senos
calentitos, uno, dos,
y
recovecos de certeza buena, fría,
y a las
12, después de risa,
dibujos
animados de obsesiones. Uno,
uno,
dos, al final de las cuentas parciales
que uno,
entregado a la lluvia, se hace,
al
final, yo sé que acabaré
queriendo más de la cuenta,
queriendo más de la cuenta,
culpa de
las frutas que se nos interponen,
culpa de
cosas esdrújulas que
sin
saber nos iban acercando, y así,
caernos de nalgas y amarte,
caernos de nalgas y amarte,
salido
de cuentas, por todo,
cuanto
pernicioso dejé salir,
por todo
lo que me he buscado de ir
sembrando
sin querer, y sí,
acabar
admitiendo desmayos mareos,
sabidurías estomacales,
ministerios
púbicos, amores certificados
en
despiadados incendios puntuales.
Vámonos
juntos el uno al otro, vamos
a saber
si vamos a acabar
comprendiéndonos, tú y yo,
y ya ves qué extraño,
y qué nuevo, tú y yo,
para ti, para mi y los demás,
comprendiéndonos, tú y yo,
y ya ves qué extraño,
y qué nuevo, tú y yo,
para ti, para mi y los demás,
uno,
dos, tan hermanos expertos
en
sinsaber recogiendo, y ya ves,
todas y
todos amando como sienten
y les
permiten las luces, los
caballos
del ánimo, aspiración
a la
pureza y el dolor
de los
aires de las cumbres, sí,
tú, y
yo, y ellos, componiendo sonrisa,
boom
boom clap, unodos, unodos,
calladas
y callados como en misa
de once
varas.
Y en
fin, ahí te encontré, al final
de la
frase del día equivocado, y yo,
así de
guapito con mis taras,
y los
ruidos presentidos in-
misericordes
estrecheces,
los murmullos estertores,
los murmullos estertores,
y de
tanto venirte a vivir
a mi
poesía seca, aquí compuesto, señores,
en
solitario líder, las más de las veces. Y me
verán la matrícula,
verán la matrícula,
mientras
cabalgo estrellas,
apuntarán
sin duda
en la
barriga de Buda los deseos
de tanto
que me mojé el culo
mientras
escapaban los peces.
A ver,
tú tranquila,
sigue con tus cosas,
yo no me monto castillos,
sigue con tus cosas,
yo no me monto castillos,
a ver,
yo me voy, yo te dejo
lo que
soy, no vaya a ser que
por si
acaso
los
suspiros,
los
charquitos,
pajaritos los cruasanes,
libros cedés,
libros cedés,
y los
besos, importante,
los
soplidos,
cucharas abandonadas
cucharas abandonadas
en la
madrugada helada
que
acabó con todos nuestros mitos, así
que
duerme y vive despierta,
ya me
voy, espera, que se mueve
el dedo
en la pantalla, y de amor
me
pusiste perdido, qué suerte de
tarde de
aquel día
que no
nos encontramos, qué suerte,
habernos
seguido sin tirar la toalla.
Aprovecha,
uno, dos,
el
cariño que me tengas, me despido,
ábreme
ábreme
las
piernas, los grifos, los enigmas
y di tus
cosas, nada
te
quedes por dentro, nada
te dejes
guardado, y báñame
mientras
busco fundamento estructura
de la bolsa, del aliento.
Uno,
dos, adios,
fueguecito me llevo, el calor,
fueguecito me llevo, el calor,
el
hambre entre canina y humana,
las
ganas, y la sed que no cabe
en una
mochila
ni en
dos viajes
ni en
tres comidas de tarro.
Nada,
nada has perdido
si tú misma, si yo mismo
somos el
tren que nos lleva
a
nuestras cumbres.
Yo me
voy, alejando el miedo
de tu
lado, con el temor
a haber
dado, por fin,
con
pugnas, debates y
mieles
de mi talla, ay,
si no
tendré al fin,
uno,
dos, mi merecido,
y mi
sueño puso pie en pared,
y dijo
aquí os tenéis por cactus,
por
piedras, por duro espino,
por las
aguas,
porque
es justo y dromedario.
Así se
alarga uno hasta
que en
la madrugada
le
sobreviene un sabor
de noche
con
tanto tiempo de caldo
que
tuvimos, tiempo
de
alegría, de cansarnos,
respirar,
de cantarnos, tiempo,
y
celebrar cocinar el temblar
de la
agonía. De esta
manera nuestra
manera nuestra
mantendremos
el abrazo,
el beso,
la palmada
que tan
altos dejó nuestros alientos, tan
entretenidas
las bocas
en
descifrarnos los lenguajes.
Mas, qué
pesado para ti, a estos
los dejo
así, uno, dos, uno, dos,
dolor de
cabeza, no me quedaré
a
escucharles, ay este hijoputa,
que nos
entró tan suave
y se nos
fue como vino.
Jag.
27_11_16
.
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