22 de febrero de 2020

NO LLORA MAGDALENA


Un giro brusco le diste sin querer a todo esto cuando me trajiste el cuenco de té verde pulverizado a la piedra.
No pude evitar pensar que eres de esas mujeres que se derraman dichosas si es que un hombre les regala un hacha. Y supongo que me abandoné a soñarte mirándote desnuda, callada, en cuclillas, goteando de barro.
Por supuesto que merecías que esforzase el poema, aunque observa lo certeros que estuvimos explorando la infinidad de nuestros matices, tan sólo caminando juntos por la ronda.
Jag.
23_1_2020



.

No hay comentarios:

Publicar un comentario