Escribir es acercarte a la certidumbre de la ridiculez e ineptitud de las palabras para explorar / expresar el mundo.
Te pienso, y me callo, pues, como parte del mundo inexpresable que soy.
Te pienso, tendido en lo tuyo, a la sombra de la hierba alta, y me da
vergüenza asignarle palabras aprendidas a lo que te siento, aquí, en mi
parte de dentro.
En silencio, quiero estar lejos de decepcionarte. Desterrar la posibilidad de que te sientas engañada.
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