decir que te amo,
y que se den por aludidas hasta las últimas mínimas motas fecundables acogedoras, destempladas, tímidas, huidizas, desganadas, evasivas que vayan flotando en el viento amable, el éter desabrido o la nada angustiosa que haya en el más recóndito confín del universo.
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