25 de enero de 2016

Ay, el amor,


ese pájaro
de viento fresco y ceniza,
que esquivo e ingobernable,
desde su palacio escondido,
susurra en la niebla, promete,
asomado a la ventana
que a cada quién
con cada cual
nos tiene reservada:
-Dejarás de ser
un tú y un yo
a mi contacto, sí,
te perderás
por encontrarme,
te comprenderás
mientras me desvanezco.
Ay de ti, que
en soledad sabrás que
confundido con
cada quién
cada cual amalgamado
os sabréis grandes
en la tormenta
y dignos de la calma.
Ay de ti, que
arderás en el cielo.
Jag.
23_1_16


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario