22 de junio de 2016

PEQUEÑA NUEVA ILUMINACIÓN


Trabajar en artes, en cierto modo, es profundizarte, encerrarte, para traer cosas a la superficie.
Es sumirte en tu propia oscuridad para intentar sacar cosas a la luz. Aunque, ojo, no todo lo que sacas a la luz es luz. Puede que sólo traigas muestras de tu propia profunda oscuridad. Y peor aún, esa oscuridad puede significar, para quien la contempla, una pista de la suya propia, y entonces pienso que yo he bajado a lo mío y he traído negrura para los demás, y me digo con qué derecho.
La otra cosa es que estoy en las artes por la honestidad. Y honestamente, nadie sabe qué verdad voy a encontrar en mi viaje hacia mis profundidades. Ni para mí ni para los otros.
Creo que casi nunca estamos preparados para afrontar la verdad. Sea una luz cegadora, sea una oscuridad impenetrable. Por eso me gusta pensar que hacer arte es como cuando juegan los tigrecillos, que se dan bocados en la yugular, pero de mentira.
Creo que los cuadros y los poemas y las sinfonías y app's son juegos para sacar sombras de una oscuridad a la que no nos atrevemos a entrar, o reflejos de una luz que nos dejaría desnudos.
Aquí un reflejo de mi solecito de hoy, que a saber dónde estará.
Jag.

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