Cuando tengo un momento de calma,
normalmente recién levantado, cuando todavía no he dejado del todo el ritmo y
laxitud del sueño, cuando aún no me he centrado en las problemáticas y
jodiendas que me esperan en el bregar del día, y tampoco me ha dado tiempo aún
de caer en la cuenta de que sin hacer nada ya vengo jodido de fábrica, porque
nada ni nadie me ha respondido a las preguntas importantes que me hago desde
chico, aliñado con la certeza de que encabezonarse en eso es peor que dejarse
llevar por la voz pasiva, y hacer lo que se hace, y vivir mi vida como
normalmente se vive, es decir, aceptando sin resistencia que vivir es irte
dando cuenta de que eres hombre muerto, y eso hay que despistarlo o
entretenerlo como buenamente se pueda, con los fondos y el tiempo libre que te
deje un trabajito en condiciones, con el amor (ardor sincero, picor de
emergencia) que puedas improvisar con la compañía que tengas a mano y te acepte
y te aguante y aún os guste, mientras la salud de ambos lo permita, mientras
mantienes las fuerzas para redactar sentido, mientras el caos acaba de
desperezarse y viene a decir que te has metido en su sembrado y reclama su
imperio, mientras ocurre todo eso y yo me decido a ir dejando de enlazar
despreciables sandeces subordinadas, cuando tengo un momento de calma, como
decía antes de liarme, disfruto, al sentarme a escribir, más allá de la
pertinencia, acierto o gusto por lo que al escribir me salga, disfruto, digo,
con el abstracto movimiento del dibujo de la buena letra sobre el papel. A algo
fluido y tranquilizante me refiero. A la letra cantada de una nana antes de
saber hablar me refiero. A algo que es como pintar o bailar sin pensar me
refiero. Volver a aquel estado de completa libertad y desapego que da el no
tener conciencia ni necesidad de expresar nada.
En ese momento de calma en que puedo
recrearme, más allá de lo que escriba, caigo en la cuenta de que más allá del
papel de salvavidas en este tiempo de caída, temblor y zozobra, el bolígrafo
que estoy heredando de mi padre, también es perfecto para esto.
El mundo seguirá avanzando, y mi
momento de calma, de alegría, va a llegar y quedar por escrito, más allá de la
debacle y más allá de lo que diga.
Jag.
19_9_16
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