7 de enero de 2023

COINCIDIR


Algunas veces, casi siempre todo eso está muy por encima, o más allá, o acaso apenas llega a susurrar malamente al descuido la tonadilla del gran Himno de la Casa Grande.
Apenas es un poco como nada fugaz e insospechado. Casi siempre como digo es una chispa débil a la que no habría nadie que le echaría cuenta, de tan bobo e insensato.
A veces es un simple resbalarse del día, un juego del momento en su minuto y en su hora, y es como que de lejos la sospecha suelta de risa los dientes y asegura me lo temía.
A veces una o dos de las partes, al tiempo que agotadas, tienen reservadas ganas de sí y de apuestas por un poco de alegría. El terreno es inhóspito y es verdad. La hora es inapropiada, es estúpido el afán e infantiles las guías de los alientos. Pero en cualquier modo, es verdad también que es una la vida, y que la vida es todo lo concebido y lo inconcebible. La vida no espera nada de uno ni de otro ni de sí. La vida pasa y la vida ocurre genuina e imperfecta en su simple transcurrir. La vida es eso y nada más, y todo lo demás son nuestras pobres ansias y nobles vendajes y absurdos justificarnos, enterarnos, tomar conciencia, hacer pie, elevarnos con elegancia, dibujar en el aire una pirueta fugaz y comernos de ganas o de suerte de descuidos y saber desde siempre que del polvo venimos, que polvo fuimos, y que polvo morderemos.
Y mientras tanto qué. Apenas eso.
Mientras tanto eso que le entendemos tan poco, y eso de tanto que sin entender saborearemos.
Alguna vez la vida no tiene un tiempo reservado para ser ni para explicarse.
Alguna vez tan alevosa, tan niña, por ahí, por donde tú, pasaba.
Alguna vez no había modo. No había carne y vegetal para beso mordedura.
Alguna vez una gota de leche que baja por la cuesta dejando atrás tanto de nadie. Y esa misma vez una sangre que se derrama hacia arriba de calor o de hambre.
Alguna vez un furor se ríe y enternece a una desesperanza. Y esa misma vez en cada una de esas partes, cada cual se sabe mitad de un bocado que tiene que dar el devenir de la normalidad de la explosión primigenia.
Alguna vez yo sé de lejos que tú sabes de cosas que se saben de lejos. Alguna vez de tú y yo, un poco de eso y poco más.
Alguna vez es tan dolido y hermoso y desmadejado que estamos tan juntos en eso que no va hacia algo que vaya a ser, coincidimos tan íntimo en ese dentro que no se dice ni se explica, que se solapan los espíritus, los cuerpos, los contornos, hasta entendernos uno.
Y ese uno va a seguir sabiendo esto, y lo va a vivir solo.
Jag.
30_8_22

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