No puedo hacer nada si mi corazón es un rio que fluye transparente,
bajando alegre de la colina al llano.
Y buscaba el barranco escarpado, y estaba preparado para la roca, el arbusto bravío, pero se le abren, al paso, infinidad de cauces sencillos.
Y todo es un mundo nuevo, en risa y apetito,
en talla y en acento.
En carácter, aroma y filo.
Y mi corazón, fluye despreocupado, por los cauces amables.
Se irán apagando los fulgores de mis imaginaciones
por tu mundo extraño, por tus tesoros ocultos.
Y no puedo hacer nada.
Casa Àsia_Barcelona.
25_6_2012
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